Dos años y medio de investigación policial y dos más de instrucción judicial han permitido a la Fiscalía poner contra las cuerdas al clan del Ruso, uno de los principales traficantes de Alzira que, según el ministerio público, acumuló, en sus manos y las de sus familiares propiedades por valor de más de un millón de euros y dinero contante y sonante cifrado en casi millón y medio más. Y todo ello en apenas seis años y vendiendo cocaína y marihuana papelina a papelina.

El intenso trabajo de los agentes antidroga de la comisaría de Alzira y del grupo de blanqueo de capitales de la Jefatura de Valencia y la tenacidad de la juez de Instrucción número 6 de la capital de la Ribera han permitido poner al descubierto un entramado financiero con decenas de cuentas a plazo fijo -muchos de los titulares son los hijos menores del clan, alguno de los cuales tiene a su nombre hasta 13 de estos productos bancarios-, compras de pisos, chalés, vehículos y hasta un móvil de la lujosa marca de joyería Cartier.

Cuando la policía detuvo a los ahora procesados, en mayo de 2011, intervino el equivalente en droga a 700 papelinas. En apariencia, una redada más. Pero la minuciosa investigación permitió bloquear e inmovilizar en ese momento 18 propiedades inmobiliarias -seis pisos, dos fincas (una de ellas de 22 hectáreas) con sendos chalés, cuatro casas de pueblo, tres solares (uno en un polígono industrial) y tres huertas-, 25 vehículos (camiones, furgonetas, turismos, coches de gama alta,...) y todas las cuentas bancarias del clan.

El fiscal solicita una pena conjunta de casi 126 años para los 15 procesados en esta macrocausa, de los que tres aún permanecen en prisión. Las mayores penas recaen sobre el "núcleo duro" del clan familiar, constituido por el presunto cabecilla, Joaquín M.M., alias el Ruso y su mujer, Susana C.F., y por el matrimonio formado por un hermano del primero, José M.M., alias el Boca, y Isabel R.G.. Para cada uno de ellos, el fiscal solicita 14 años de prisión, salvo para Susana, que afronta tres años más que el resto por vender su piso al día siguiente de que el juzgado enajenara el inmueble al considerar que había sido comprado, como el resto de bienes intervenidos, con el dinero obtenido del tráfico de drogas.

Entre los procesados también se encuentran los padres del cabecilla, Joaquín M.M., conocido como Ruso padre, y Marcela M. F., ambos condenados ya por tráfico de drogas y que, según la acusación pública se retiraron a Sedaví en 2006 para dejar en manos de sus hijos Joaquín y José "el mando del negocio ilícito". Así mismo, se sentarán en el banquillo los suegros de Ruso hijo por blanqueo de capitales y sus tres hermanos, Alejandro, Balbina y Carmen, quienes, según la Fiscalía, se han beneficiado con dinero y propiedades de la venta al por menor de la cocaína y la marihuana.