El Juzgado Togado Militar Territorial número 13, con sede en Valencia, investiga el robo de ocho ordenadores de la base militar General Almirante de Marines, algunos de ellos en uso y con datos militares en su disco duro. La Guardia Civil ha detenido por esos hechos al presunto ladrón, un soldado de 23 años destinado en la base de Marines, y al comprador, un hombre de nacionalidad marroquí residente en Valencia.

Los hechos fueron descubiertos por los mandos del Cuartel General de la Brigada de Transmisiones (Britrans) de la base de Marines en agosto pasado, y pusieron los hechos en conocimiento del juez Togado Militar de Valencia, al tratarse de un delito cometido dentro de instalaciones del ejército.

El juzgado encargó a la Guardia Civil que investigara lo sucedido, después de que los responsables de la base de Marines constataran que alguien se había llevado ocho ordenadores tanto del almacén de la Britrans, como de las oficinas.

Al parecer, el presunto ladrón empezó por llevarse las computadoras que estaban en desuso, en el almacén, por lo que esos primeros robos no fueron descubiertos de manera inmediata. Pero, en vista de que tenían fácil salida en el mercado negro, se llevó ordenadores de las oficinas que estaban en uso, por lo que esa sustracción fue descubierta de inmediato, y fue el inventario ordenado a continuación por un mando lo que destapó la dimensión de lo sucedido.

El encargado de la llave

Días más tarde, a primeros de septiembre, la Guardia Civil detenía al sospechoso, quien, al parecer, se había quedado al cargo de la llave del almacén de manera temporal, lo que favoreció su acceso al material en desuso.

Según ha podido saber Levante-EMV de fuentes de toda solvencia, de la investigación que está llevando a cabo el juzgado militar se deduce que el soldado entró en contacto con el comprador de manera casual, cuando se dirigía a un establecimiento de compraventa de objetos de segunda mano para vender un portátil de su propiedad, el pasado mes de julio.

El desconocido le ofreció comprarle el portátil a un precio superior del que se lo tasarían en la tienda, y el soldado, al comprobar que era cierto, accedió.

Al parecer, la presencia de compradores de todo tipo de objetos en los alrededores de estos negocios es algo habitual, ya que suelen ser mucho menos escrupulosos que los establecimientos a la hora de adquirir cualquier efecto de dudosa procedencia.

Un trato prolongado en el tiempo

A partir de ese momento, se generó una corriente de confianza entre ambos y el comprador le preguntó si podía facilitarle más ordenadores en buen estado, dado que él podía colocarlos con facilidad en el mercado negro.

Según los datos recabados durante la investigación de la Guardia Civil y recogidos en el atestado que obra en poder del juez, el comprador le ofreció „y más tarde le pagó„ entre 90 y 100 euros, así que el soldado accedió.

Las primeras computadoras que le llevó, las sustrajo presuntamente del almacén de la Britrans, aprovechando que tenía la llave. Sin embargo, al acabarse los ordenadores en buen estado accesibles, cogió supuestamente algunos de los que estaban en uso en el área de oficinas, por lo que su desaparición fue descubierta de inmediato y denunciada en el Juzgado Togado Militar de Valencia.