Tres meses de calvario, personal, social y judicial, han tenido que pasar los padres de la niña de cuatro meses muerta el pasado 18 de julio en La Fe hasta que el juzgado de Carlet ha archivado la causa, tras determinar los forenses que la pequeña no sufrió maltrato y que el óbito se debió, única y exclusivamente, a causas naturales.

Los padres, una pareja formada por dos jóvenes de 20 y 21 años, no sólo tuvieron que ver morir a su hija sin poder hacer nada por evitarlo, sino que además fueron detenidos y han permanecido imputados hasta mediados de octubre porque los pediatras denunciaron un posible caso de maltrato por síndrome del zarandeo y de abusos sexuales por dos microfisuras en la región anal que los forenses calificaron después de superficiales y no achacables a origen criminal alguno.

La pequeña, tal como adelantó en julio en exclusiva Levante-EMV, fue encontrada el 15 de julio por sus padres sin signos vitales en la cuna cuando fueron a darle el biberón. Ambos la llevaron de urgencia al Hospital de La Ribera, donde los médicos lograron resucitarla in extremis, cuando ya llevaba media hora -diez minutos desde su casa al centro y otros 20 mientras los facultativos trataban de reanimarla- sin respirar.

La niña, que tenía cuatro meses y medio, fue trasladada a la UCI pediátrica de La Fe, donde finalmente falleció el día 18. Los pediatras de La Fe denunciaron al juzgado que existían indicios, a su juicio, de que la niña podía haber sido víctima de maltrato al entender que el fallecimiento podría deberse síndrome del zarandeo -en lactantes, el agitamiento del niño puede ocasionar la muerte por el choque de la masa encefálica contra las paredes internas del cráneo-. Incluso achacaban dos fisuras en la zona anal a un posible abuso sexual.

Ante ese informe, el Equipo Mujer-Menor (Emume) de la Guardia Civil de Valencia detuvo a los padres, que fueron imputados por el juez de Instrucción número 4 de Carlet por un delito de malos tratos, si bien los dejó a ambos en libertad provisional tras tomarles declaración.

A finales de julio

Sin embargo, el dictamen forense, emitido a finales de julio, aclara que no hay un solo dato en la autopsia que permita hablar de maltrato. El informe no deja lugar a dudas: "El origen de la muerte es natural. La causa inmediata de la muerte es encefalopatía hipóxico isquémica", -son las lesiones derivadas del infarto cerebral provocado por la prolongada ausencia de oxígeno y la falta de irrigación sanguínea- "y la causa fundamental de la muerte es por muerte súbita del lactante". El motivo de esta última no se ha podido establecer porque los padres accedieron a la petición del hospital de donar los órganos de la niña.

Con esa conclusión categórica, el juez firmó el auto de sobreseimiento, sin delito, el pasado 11 de octubre, exonerando a los padres de cualquier reproche penal y dejando claro que "no se han reunido suficientes indicios de que las lesiones que aparecen reflejadas en la documentación médica (...) hayan tenido un origen criminal".

Es más, el juez agrega que hay "varios elementos" que hacen desechar "ese origen criminal como son las frecuentes visitas con el bebé al médico que indican una preocupación y atención adecuada, la actitud normal del bebé hacia los padres observada por los médicos, la correcta vacunación y una adecuada situación de higiene y alimentación, así como los informes sociales favorables".