Solamente faltaban dos meses para que la provincia de Castelló cerrará el segundo año consecutivo sin un solo caso de violencia machista, pero la tragedia se ha vuelto a imponer a las estadísticas. Fue ayer, en Vila-real. A primera hora de la mañana, Vicente Monsonís, de 53 años y vecino de ese municipio, mataba a su mujer de 51 y a su hijo de diez años. Nada hacía presagiar el triste suceso ya que, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación, no había denuncias por malos tratos, ni orden de alejamiento y tampoco solicitud de ayuda a los Servicios Sociales municipales.

El suceso se conocía alrededor de las nueve de la mañana. cuando un hermano del presunto homicida acudió al domicilio porque Vicente no había acudido al trabajo, una pequeña empresa de comercialización de azulejos, y tampoco respondía a sus continuas llamadas al teléfono móvil.

Ya en el domicilio, sito en el número 69 de la calle Rosalía de Castro, el hermano estuvo entre quince y veinte minutos llamando al timbre, pero nadie abría ni contestaba. Transcurrido ese tiempo, según testigos presenciales, se escuchó una voz que decía: «¡Apartaos de ahí!». Era el presunto agresor que se encontraba en la terraza de la vivienda y que en ese momento se precipitó a la calle, delante de su propio hermano. Prácticamente murió en el acto.

Según las mismas fuentes, el cuerpo presentaba diversas heridas en el torso y los brazos, que indican que había intentado quitarse la vida con una de las armas blancas antes de saltar desde la azotea. Algunas fuentes incluso detallaron que intentó cortarse las venas y que otra de las heridas estaba próxima al corazón.

Nadie respondía al móvil

Varias personas llamaron inmediatamente a la Policía Local, que fue la primera en personarse en el lugar de los hechos, y a la Policía Nacional, cuyos agentes siguieron llamando al móvil de la mujer sin obtener respuesta. Así las cosas, los agentes intentaron entrar a la vivienda forzando la puerta principal con una maza pero fue imposible, ya que era blindada.

Seguidamente, un agente de la Unidad de Respuesta Policial de la Policía Local, pistola en mano, y otro de la Policía Nacional accedieron a la terraza por la casa colindante pensando que podría tratarse de un posible robo, tal como relataron los testigos.

No obstante, tampoco esta operación fue fructífera y, finalmente, tuvieron que acceder por el garaje que da la calle trasera de la vivienda. Una vez en el interior, los agentes se encontraron los cuerpos sin vida de María del Rosario Sempere Broch, de 51 años, y de su hijo Jorge Monsonís Sempere, de 10, en sus respectivas habitaciones.

Fuentes consultadas por este periódico confirmaron que la mujer presentaba varias heridas de arma blanca mientras que el menor no tenía lesiones externas ni signos de violencia aparentes, por lo que se baraja una posible asfixia como causa del fallecimiento.

Sin embargo, hasta que no se realice la autopsia, prevista para esta mañana en el Instituto de Medicina Legal de Castelló, no se podrá confirmar ninguna hipótesis. La Policía Judicial procedió a hacer la inspección ocular y no fue hasta las doce del mediodía cuando el Juzgado de Instrucción número 4 de Vila-real, en funciones de guardia, ordenó el levantamiento de los cadáveres.

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) confirmó que no había antecedentes judiciales de violencia entre la pareja y que el caso será asumido por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vila-real.

Desconcierto entre los vecinos

Nadie ayer sabía dar explicación a lo sucedido. Todos los vecinos aseguraban que eran un matrimonio aparentemente normal y que la situación de la pareja no había trascendido más allá de las paredes de su domicilio.

Varios vecinos reseñaron que el domingo habían estado juntos, los tres, en el campo del Madrigal de Villarreal CF viendo el derbi, y que incluso intercambiaron algunos «whatsapp» en los que bromeaban sobre el partido.

Los agentes de Homicidios de la comisaría de Castelló están analizando «varias cartas» que al parecer dejó Vicente Monsonís en casa antes de quitarse la vida, y donde es posible que refleje qué le llevó a acabar con la vida de Rosario y de su hijo. Según fuentes consultadas, el presunto agresor no padecía problemas psicológicos.

Un total de 41 mujeres y cinco menores han sido asesinados en crimenes machistas en lo que va de 2013. Siete de los asesinatos han tenido como escenario la Comunitat Valenciana, los cuatro últimos en un plazo de apenas seis semanas. La última víctima, de la Vila-real, no había presentado una sola denuncia previa por malos tratos, al igual que las otras seis mujeres asesinadas en Valencia cuatro casos y en Alicante dos casos. De hecho, sólo siete de las 41 víctimas de este 2013 habían denunciado antes de su muerte.