Un grupo de jóvenes estaba preparando la fiesta de Halloween en una casa okupa situada en la calle Pavía de Valencia cuando, de repente, el suelo bajo sus pies se vino abajo al ceder el forjado que sostenía el primer piso. Uno de ellos, de 31 años, resultó herido grave y quedó inmovilizado sobre los escombros, mientras que otros dos sufrieron diversas contusiones y también tuvieron que ser rescatados por los bomberos. Algunas fuentes apuntaron que en la casa «okupada» había cuatro personas cuando se produjo el derrumbe y que éstas estaban realizando algún tipo de ejercicio físico en una especie de gimnasio situado en la planta superior, aunque este aspecto no pudo ser confirmado.

El siniestro se produjo a las 16.30 horas de ayer en una vivienda antigua de dos plantas situada en el número 83 de la calle de Pavía, en el barrio valenciano del Cabanyal. Por suerte, en ese momento apenas había unas cuatro personas en el interior. De hecho, las fuentes consultadas apuntaron que en caso de haberse desplomado el suelo unas horas después, en plena fiesta de Halloween, podría haber sido una tragedia.

Al lugar acudieron rápidamente varias dotaciones de Bomberos del Cuerpo Municipal, así como patrullas de la Policía Local y de la Policía Nacional. Los bomberos comprobaron que unos 35 metros cuadrados de suelo de la primera planta se había derrumbado como consecuencia del mal estado de las vigas de carga de la casa, que actualmente es refugio del movimiento okupa.

Uno de los heridos quedó atrapado entre los escombros y tuvo que ser rescatado por los bomberos. Una ambulancia del SAMU trasladó a esta persona, de 31 años y nacionalidad española, al Hospital Clínico. El herido presentaba fractura de húmero y posible fractura de fémur, según fuentes sanitarias. Asimismo, otros dos jóvenes, un italiano de 21 y un español de 25, fueron atendidos en el lugar de los hechos por una brecha en la cabeza y cortes leves, respectivamente. Ambos fueron trasladados al Hospital General por la ambulancia de bomberos.

En el operativo participaron una veintena de bomberos de los parques del Marítim y Central, apoyados por seis vehículos, así como varias patrullas de la Policía Nacional y de la Policía Local. El inmueble quedó precintado y será tapiado en breve para evitar que los okupas vuelvan a entrar en él dado el riesgo estructural que presenta el mismo.