La víctima, Branislav, un antiguo bailarín de 82 años, nacido en Serbia y nacionalizado francés. El lugar, un punto en mitad del Mediterráneo, a bordo del crucero Costa Serena, el buque gemelo del naufragado y tristemente famoso Costa Concordia. El hecho, el viajero, que disfrutaba del crucero con la única compañía de una cuidadora, no llegó a su siguiente destino: Valencia. Su cadáver fue encontrado mucho más tarde, a las 13.30 horas de ayer, flotando a 13 millas de Ibiza y traído por el helicóptero «Helimer 204» de Salvamento Marítimo al aeropuerto de Manises. El grupo de Policía Judicial de Paiporta trata ahora de resolver las circunstancias de una muerte rodeada de demasiados interrogantes.

La investigación, que tiene todos los elementos de un guión cinematográfico, se puso en marcha a las 11.30 horas de ayer, a las dos horas de que el Costa Serena atracase en el puerto de Valencia. Fue a esa hora cuando el capitán del barco alertó de que echaban en falta a uno de sus pasajeros: un anciano de 82 años, que se desplazaba en silla de ruedas y a quien le faltaba una pierna.

El desaparecido, Branislav, nacido en la primavera de 1931 en la ciudad de Nis (sureste de Serbia), había sido visto por última vez a las once y media de la noche anterior, cuando tomaba una bebida en uno de los bares del Costa Serena. Tres horas después, la tripulación encontró su silla de ruedas, vacía, cuando jugaban con ella unos pasajeros en la décima cubierta del buque.

Pese a todo, la cuidadora, una mujer francesa, no dio la alerta hasta que se percató de su ausencia, a la mañana siguiente. En el camarote de Branislav encontraron, al parecer, una nota de despedida, escueta y enigmática, que apuntaría hacia un suicidio.

¿Se encaramó solo a la barandilla?

Sin embargo, los investigadores se topan con demasiadas preguntas sin respuesta. La hipótesis de la tripulación del Costa Serena es que el hombre habría saltado por la borda desde la décima cubierta, a 35,5 metros de altura sobre el agua, dado que fue allí donde fue encontrada su silla de ruedas. Una acción que nadie presenció y que se antoja especialmente complicada para un hombre de 82 años con la movilidad seriamente mermada por la falta de una pierna.

Esa circunstancia, junto con el aséptico contenido de la nota, cuya autoría deberá ser comprobada, y la tardanza en descubrir su desaparición, ha llevado a la juez de Instrucción número 3 de Quart de Poblet, que ha asumido de momento el caso, a ordenar a la cuidadora que desembarque en Valencia y permanezca en esta ciudad a su disposición, mientras se aclara la causa de la muerte de Branislav y se confirma si realmente fue un suicidio.

La juez, además, ha ordenado el traslado del cadáver al Instituto de Medicina Legal de la ciudad, donde se le practicará la autopsia, posiblemente el lunes.

El fallecido reside en París junto con su cuidadora. Ambos embarcaron en Marsella el pasado sábado y debían regresar a esa ciudad francesa tras completar el crucero del Costa Serena. La desaparición se produjo después de que el buque partiera de Palma de Mallorca hacia Valencia.