La mujer supuestamente asesinada en Mislata el viernes por la noche vivía sola desde que faltó su marido en 2006. Catalina Morales, viuda y sin hijos, era «muy independiente», según la describen sus vecinos, quienes la arropaban en todo momento, aunque en ocasiones ella les insistiera en que no hacía falta. «Todo el mundo estaba pendiente de ella porque era la abuelita de la finca pero ella era autosuficiente», apuntaba Jesús.

La mujer no tenía familiares próximos, ya que sus sobrinos y hermanos residen en Barcelona, Córdoba y Lleida. Desde allí vinieron la misma noche del viernes nada más enterarse de lo ocurrido. «Hemos venido enseguida pero no sabemos qué ha pasado, no nos dicen nada», argumenta Cristóbal, uno de sus sobrinos. Asimismo sus familiares apuntaron la posibilidad de que se tratara de una muerte natural, ya que Catalina padecía de cáncer de colon. La autopsia lo descartó.

La anciana solía juntarse con sus amigas en el parque de la Iglesia y también era asidua al hogar del jubilado. «Era una persona muy abierta con todos, le gustaba hablar mucho», asegura Agueda. «A veces se dejaba la puerta abierta», apuntó Ricardo. i. cabanes mislata