Los segundos en un incendio son oro. Miguel Ángel Díaz, que es oficial de la policía local de Calp, y otros cuatro agentes salvaron en la madrugada del viernes al sábado a un vecino que se desplomó, semiinconsciente, mientras su casa ardía. «Nos jugamos el pellejo», afirmó ayer Díaz. La vivienda estaba repleta de humo y en completa oscuridad, pero este policía local no se lo pensó dos veces. Cogió aire y en apnea entró en busca del hombre, que estaba tirado en el suelo. «Lo agarré de los tobillos y, a rastras y dando estirones, lo saqué. Era más corpulento que yo y tuve que hacer un gran esfuerzo», recordó el agente. Antes, otro policía local había abierto la puerta de la vivienda de un empujón. Sabían que tenían que actuar a toda prisa para salvar a las personas que podían estar atrapadas en la vivienda en llamas.

Una vecina avisó de que se había declarado un incendio en la planta baja de una casa de la plaza Miguel Roselló, en pleno centro histórico de Calp. Los primeros en llegar fueron los policías locales. La vecina estaba en el balcón del primer piso. El fuego se había desatado en esa misma casa, pero en la vivienda de la planta baja. «Le preguntamos si abajo vivía alguien y nos dijo que sí, pero que no sabía cuantas personas». Los agentes le dijeron a la mujer que saliera de inmediato a la calle.

Mientras, el oficial se asomó por la única ventana de la vivienda del incendio. «La persiana estaba derretida por la acción del calor. Tenía rejas. Alumbré el interior con la linterna y ví lo que parecían unos pies». Su compañero abrió de un empellón la puerta. «Entré y fui hasta el fondo de la vivienda. Allí estaba el hombre tirado en el suelo. Lo saqué a rastras. Ya fuera, comprobamos que respiraba y dos compañeros lo colocaron en posición lateral de seguridad». El hombre tiene 43 años y es británico. Una ambulancia lo trasladó al hospital la Fe de Valencia.

Los policías taparon al hombre con una manta térmica. Hacía una noche de perros. No paraba de llover. No sabían si en la casa había alguien más. Miguel Ángel Díaz cogió un equipo de respiración autónoma y volvió a entrar. «Todo estaba muy oscuro», recordó ayer. El humo no le dejaba ver nada. Además, la vivienda era «como un túnel» (sólo tiene una ventana). Inspeccionó toda la casa. No había nadie más.

Los policía locales controlaron luego con tres extintores el incendio, que se había iniciado en un colchón. También acudió la Guardia Civil y, luego, los bomberos, que terminaron de apagar el fuego. Las mascotas del vecino de 43 años sí que murieron.

«Totalmente cubierto de hollín»

«Fue una suerte que esta persona se derrumbara en el suelo, porque allí había menos concentración de humo», explicó el oficial. «Cuando lo sacamos fuera, estaba totalmente cubierto de hollín. Por suerte, respiraba».Al iniciarse el incendio, el hombre parece ser que se desorientó y, en lugar de correr hacia la puerta de la calle, fue al interior de la vivienda y allí cayó aturdido.