La media tonelada de cocaína 452 kilos, tras el pesaje oficial intervenidos el miércoles de la semana pasada en un chalé de la calle Garbí de Picanya, tal como ha venido adelantando en exclusiva Levante-EMV, iba a ser distribuida en su mayoría en Madrid, según informó ayer el comisario jefe de la Unida de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Jefatura Superior madrileña, José Luis Conde.

La policía basa esa sospecha en que tres de los cinco detenidos en esta operación, desarrollada por el grupo V de la Udyco de Valencia y el VII de Madrid, lo fueron cuando regresaban a la capital española con 66 kilos que acababan de cargar en el adosado de Picanya y que ocultaban en «caletas» huecos creados dentro de un vehículo para transportar droga realizadas en una furgoneta «pick up».

De hecho, los agentes que seguían a los tres sospechosos dos viajaban en un Volkswagen Golf que abría camino a modo de lanzadera, para avisar si veían a la policía y el otro conducía la «pick-up» tuvieron que cerrar al tráfico durante un corto espacio de tiempo la autovía A-3 en Villarejo de Salvanés (Madrid) para poder atraparlos. Incluso así, trataron de escapar, pero fueron interceptados.

De manera simultánea, los agentes de Valencia entraban en el chalé de Picanya y apresaban a los otros dos sospechosos, dos jóvenes de Guatemala, cuya única misión era custodiar el dinero y el cargamento de droga. Pese al valor de la mercancía unos 35 millones, no tenían ni un arma en la casa.

La operación había comenzado tres meses atrás, cuando la Udyco de Madrid detectó un aumento de la actividad de un viejo conocido para ellos, un colombiano identificado como René R. R., asentado en el barrio madrileño de Sanchinarro, al norte de la ciudad. De los seguimientos de René supieron con quién se relacionaba y detectaron el momento en que él y dos conocidos suyos emprendían viaje de madrugada hacia Valencia en la «pick-up» y en el Golf. Los tres fueron directos al chalé de Picanya, que ya estaba bajo control policial.

Los presuntos narcos entraron con los coches en el garaje, automatizado por los inquilinos nada más alquilar el inmueble en verano pasado, y, pasados 40 minutos, salieron con ambos vehículos y partieron hacia Madrid, lo que precipitó la operación policial.

La sorpresa llegó durante el registro del adosado de la calle Garbí. Tal como adelantó este periódico, los agentes se encontraron con 18 cajas de cartón recién compradas, repletas de cocaína y dinero, repartidas por todas las estancias de la casa. Además, había otras 18 cajas vacías, por lo que los investigadores están convencidos de que inicialmente el cargamento rondaba la tonelada y que los narcos ya la habían vendido.

En cuanto al dinero, los policías encontraron, también cajas, 10 millones de euros en fajos perfectamente ordenados por billetes de 500, 200, 100, 50, 20 y 10 euros. Ésta es la mayor intervención de dinero en metálico a delincuentes en España, tras los 25 millones confiscados en 2011 a los «Miami».