Después de varios meses sufriendo el robo del cableado de cobre del alumbrado de la autovía V-31, más conocida como Pista de Silla, que dejaba a oscuras durante semanas tramos situados desde el Horno de Alcedo hasta Almussafes, la Guardia Civil ha logrado desmantelar la banda que presuntamente cometía dichos hurtos que han causado pérdidas superiores a los 165.000 euros. Además, estos robos suponían un riesgo para la seguridad del tráfico por el desabastecimiento del alumbrado público de una de las principales vías de comunicación de la capital valenciana, según informaron fuentes próximas a la Dirección General de Tráfico.

El equipo Roca de Paiporta y la Guardia Civil de Picassent han detenido a cinco presuntos miembros de este grupo organizado, todos ellos de origen rumano. Asimismo se ha imputado a otras tres personas, entre ellos un menor de edad, de 16 años, y el propietario de una chatarrería, de nacionalidad española, acusado de un delito de receptación. El supuesto cabecilla de la banda incluso se había sacado el carné de gestor de residuos y estaba dado de alta como autónomo para poder vender la chatarra que sustraían los otros detenidos.

Los arrestados fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número tres de Picassent la semana pasada. Dos de ellos habían sido detenidos unos días antes por el robo en un pozo de riego de Silla, donde se recuperaron cerca de 150 kilos de cobre de dudosa procedencia. Este antecedente y su reincidencia no influyó y todos ellos quedaron en libertad con cargos, según confirmaron fuentes jurídicas.

El modus operandi consistía en abrir de noche las arquetas de las farolas de la autovía, principalmente durante los fines de semana y los días festivos, para cortar en un extremo y extraer desde el próximo empalme. A su vez, uno de los miembros se quedaba en los alrededores con la furgoneta vigilando que no viniera nadie, y después los recogía y cargaba la mercancía robada, que en la mayoría de casos eran cables de un diámetro considerable, de hasta dos centímetros de grosor. Posteriormente los sospechosos pelaban el cableado de cobre en un campo de naranjos próximo a la citada autovía, en el término municipal de Alcàsser.

Se calcula que entre junio y noviembre de este año esta banda habría sustraído cerca de tres toneladas de cobre y habrían obtenido unos beneficios superiores a los 16.000 euros. La mayor parte de este dinero se la quedaba el cabecilla de la organización y sus familiares. De hecho, según reconoció ante el juez uno de los detenidos, él apenas cobraba diez euros y le daban comida por un día de trabajo arrancando el cableado. Este reparto poco equitativo del dinero que sacaban vendiendo el cobre robado propició que algunos miembros de la banda intentaran vender la mercancía por su cuenta, sin contar con el carné del cabecilla, que sí estaba capacitado como gestor de residuos. Esto sería lo que a la postre llevaría a su detención y a la imputación del dueño de una chatarrería que supuestamente compró el cobre a sabiendas de su dudosa procedencia.