«Rabia, impotencia y mucho dolor», así describe Rosa Folch la sensación de ver salir a Miguel Ricart, el asesino de su hija Desirée, de la prisión de Herrera de la Mancha tras no haber cumplido ni 21 de los 170 años de condena por los tres crímenes . «Hemos sufrido mucho y ni siquiera su perdón me vale para nada, es un ser sin alma», asegura la mujer destrozada, aunque admite que no albergaba esperanzas de que finalmente retrasaran su excarcelación unos años más. «No tendría que haber salido en la vida, que se hubiera podrido dentro, ellos no tuvieron compasión alguna».

«Acuérdate de que esto se volverá contra ellos -refiriéndose a la Justicia-, aunque quizás yo ya no esté», advierte Rosa convencida de que tanto Ricart como otros excarcelados gracias a la derogación de la «doctrina Parot» volverán a delinquir y entonces «quienes los han dejado en la calle tendrán que responder por ello». «La Ley está hecha para los criminales», criticó.

Rosa Folch asegura que ha pasado unos días en los que no podía dormir tranquila pensando que en breve el asesino de su hija saldría en libertad. «Es una vergüenza, hemos hecho todo lo posible para evitarlo pero no ha servido de nada», sostiene la mujer.

Así, cuando ayer lo vio salir totalmente tapado, con el rostro oculto tras varias prendas de ropa, Rosa sintió desprecio por lo que considera «un nuevo gesto de cobardía» de Ricart. «Tendría que haber salido a cara descubierta, que se le viera bien, pero estas personas no tienen vergüenza ni sentimientos».

Respecto a la posibilidad de que Ricart regresé a Valencia, cosa poco probable, la madre de Desireé asegura que espera no cruzárselo en la vida. «Si lo tuviera delante no respondo de mí», confiesa la mujer. «Ojala alguien fuera y acabara con este sufrimiento», sostiene en una petición desesperada de una madre que no olvida.

Sus vecinos de Catarroja no le esperan

Tampoco se han mostrado muy acogedores los vecinos que hace más de 20 años compartieron calles y plazas con el único condenado por el triple crímen de Alcàsser. Los residentes de Catarroja recuerdan como si fuera ayer el caso que conomocionó a España. "Es pensarlo y me dan ganas de llorar", afirma una vecina del municipio. Otros señalan donde vivió 'El Rubio' en su juventud a mientras otros les cuesta reconocer al Ricart actual.