Agentes de la Guardia Civil de Llíria detuvieron el jueves por la tarde a un presunto atracador en su enésima visita a la misma gasolinera, una estación de servicio de la CV35 que ha sufrido diez atracos en un año, cuatro de ellos en el último trimestre. En principio, se cree que el ahora detenido, vecino de Paterna, sería responsable de media docena de esos asaltos.

La captura del delincuente ha sido posible gracias a un operativo especial puesto en marcha por agentes de Llíria, ante la continua oleada de robos con intimidación que sufría la estación de servicio, una Galp ubicada en el kilómetro 32 de la citada autovía, entre Casinos y Llíria.

Ese dispositivo ha supuesto que dos agentes disfrazados de gasolineros hayan permanecido, tarde tras tarde, en la estación de servicio a la espera del asaltante. Y surtió efecto. A las 19.21 minutos del jueves, el presunto ladrón llegó, como siempre, a bordo de un vehículo robado que dejó a un metro escaso de la entrada a la tienda de la gasolinera. Tras salir precipitadamente del coche, con el motor arrancado, entró cuchillo en mano con la intención de llevarse, una vez más, la recaudación.

Pero, en esta ocasión, topó con la Guardia Civil. Los dos falsos empleados, pistola en mano, le gritaron «¡alto, Guardia Civil!» y fueron tras él. El ladrón trató de escapar pero no tuvo tiempo. Los dos guardias lo encañonaron y lo redujeron en el suelo, tras lo cual le colocaron los grilletes y se lo llevaron al cuartel de Llíria. En principio, está previsto que pase entre hoy y mañana a disposición judicial.

El propietario de la estación de servicio, Amado Villar, mantiene que el altísimo número de asaltos que ha sufrido tiene una causa clara. «Desde hace mucho tiempo, la Conselleria de Infraestructuras cerró el acceso a la estación de servicio desde el camino que da a la vía de servicio, por lo que sólo se puede entrar y salir por la autovía. Los atracadores lo saben y por eso siempre vienen a ésta gasolinera». De hecho, la que tiene enfrente, en sentido hacia Ademuz, no ha sufrido la visita de los cacos «y sí tiene acceso».

Tanto es así, que en alguna ocasión la Guardia Civil se ha quedado sin poder perseguir a los ladrones. Y no sólo eso. Ya en 2009, la Policía Local de Llíria redactó un informe achacando el cierre del vallado de la gasolinera y su aislamiento de la vía de servicio al menos «cuatro robos en el interior de camiones estacionados junto al hotel y dos robos con intimidación en la gasolinera».

Pese a ello, la Dirección General de Carreteras ha rechazado la reapertura del vallado. De momento, el último de los atracadores está en un calabozo policial, a la espera de la decisión del juez.