­El año termina con el balance de ocho mujeres que han perdido la vida a manos de sus maridos o exparejas en la Comunitat Valenciana. Esta cifra, de por sí ya trágica, supone de nuevo que el número de delitos de este tipo vuelva a una dinámica al alza, después de que en 2012 se registrara el menor número de víctimas desde 2005, con seis mujeres asesinadas. En la última década se había logrado ese mínimo sólo en dos ocasiones, en 2005 y 2012.

El máximo estaba en 10 crímenes machistas, un tope que se mantuvo entre 2007 y 2009. Los dos siguientes ejercicios se contabilizaron ocho víctimas y el año pasado, seis. Las variaciones entre años son muy ligeras, pero obviamente importantes al estar hablando de vidas. Esa rebaja de 2012 no ha sido un punto de inflexión y se ha vuelto a producir un repunte.

Visto en un resumen de una década, la cifra en la Comunitat Valenciana asciende a un total de 89 mujeres asesinadas a manos de sus compañeros sentimentales. Sólo le superan Andalucía, con 146 asesinatos machistas y Cataluña, con 110.

Detrás de las estadísticas están los dramas particulares de varias mujeres que sufrieron el último paso del machismo, la agresión mortal, si bien cabe recordar que las personas que viven a diario esta violencia en casa se cuentan por miles en España.

Este año, el municipio valenciano de Benaguasil fue el escenario del primer crimen de violencia machista de toda España. No se había cumplido ni la primera semana del 2013 cuando un hombre mató a su expareja de 33 años, Raquel Ten, madre de dos pequeños.

Hacía tres meses que habían roto su relación y el agresor le acosaba, controlando sus amistades. Raquel no había denunciado. Fue asesinada en la calle de varias puñaladas ante la mirada horrorizada de algunos vecinos.

Tampoco había denunciado la segunda víctima, también fallecida en enero, en Calp. Larisa Cataraga, de 35 años y nacionalidad moldava, fue asesinada por un vecino del municipio con el que mantenía una larga relación. El hombre la arrebató la vida también con un arma blanca y posteriormente se suicidó. En Larisa se sumaba el drama de que había tenido que ver en su infancia como su madre era asesinada por su padre, al parecer de un disparo.

Inma G.R., vecina de Oliva y madre de un niño murió en marzo tras ser golpeada en la cabeza por su marido, quien luego confesó el crimen a su familia y la de la víctima. Todos acudieron al lugar del crimen, donde ella daba signos de vida aunque no se pudo hacer nada por su salvarla.

En Valencia, el hombre que mató a Manuela, argumentó que la agredió al «escucharla reir» al llegar casa. La acuchilló, y ella malherida subió hasta casa de sus suegros por la escalera. Ocurrió en septiembre en el barrio del Grau de Valencia.

Mata a su hijo y su mujer

El mes siguiente Vila-Real vivió una doble tragedia. Un hombre de 53 años mataba a su mujer, Rosario Sempere de 51 años, de un golpe en la nuca. En la brutal agresión acabó también con la vida de su hijo, Jorge, de tan sólo 10 años, tras asfixiarlo. El homicida acabó a continuación con su vida tras tirarse al vacío.

También en octubre se produjo en Torremanzanas (Alicante) la muerte de una joven de tan sólo 26 años a manos de su novio , un español que tras acabar con su vida desmembró sus restos e intentó incendiar la vivienda la casa de campo en la que habitaban. El hombre se entregó un día después.

La Comunitat Valencia todavía tendría que sumar dos víctimas más de esta lacra: María Ángeles Alonso y Empar Barón, de 48 y 26 años respectivamente. La primera fue asesinada en Paiporta. Su marido respondió con sangre a la intención de la mujer de divorciarse. El hijo de la pareja, un menor de 11 años, tuvo que vivir la agresión e incluso intentó arrebatarle el arma blanca a su progenitor.

A la joven Empar le arrebataroon la vida poco antes de que terminase noviembre en plena Avenida de Blasco Ibáñez. Su exnovio la abordó en plena calle delante de numerosos viandantes y la apuñaló. Fue un vecino quien salió corriendo tras el agresor y le inmovilizó.

Son ocho casos dentro de un listado que en toda España ha sumado un total de 48 mujeres asesinadas, la última de ellas, en Pontevedra. Ayer fue enviado a prisión un hombre en el municipio de Marín por presuntamente acabar con la vida de esta mujer.