Una patrulla de la Policía Local de Orihuela encontró ayer al mediodía a Yolanda Aniorte Cuenca, de 40 años, muerta en la cama de su dormitorio con el cráneo partido en dos. La agentes pudieron acceder a la vivienda porque ésta se encontraba abierta y el fuerte olor que desprendía la habitación les hizo sospechar que esa llamada que el servicio de emergencias del «112» de Murcia les había desviado minutos antes iba a tener un triste desenlace. Desde ese momento se busca a su compañero, Juan Antonio, de 37 años, vecino de Murcia.

Todo apunta a que se trata de un nuevo caso de violencia de género; de hecho, el Ayuntamiento de Orihuela anunció ayer que hoy a las once horas ha convocado un silencio de tres minutos por este nuevo caso de violencia machista. En España, donde 33 mujeres han muerto a manos de sus parejas en lo que va de año, Yolanda será probablemente la número 34, pero no había antecedentes por malos tratos, según confirmó el Tribunal Superior de Justicia. La víctima había solicitado en 2008 una ayuda familiar a la Concejalía de Bienestar Social que se le concedió. Nada más. Yolanda era madre de dos hijas de nueve y tres años de dos relaciones distintas. El número del teléfono contra el maltrato es el «016». Ayer el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Serafín Castellano, fue el primero en mostrar su repulsa y más enérgica condena por este suceso.

El crimen según los primeros datos forenses, se produjo el sábado por la noche. Las dos pequeñas estaban con otros familiares el fin de semana y nadie sospechó de este fatal desenlace ni existe relación alguna que vincule ambos hechos. De hecho, fue la hermana del sospechoso la que realizó la llamada al «112» después de hablar con él y reprocharle el que no hubiera ido a recoger a la pequeña. Lo vio fuera de sí y le dijo una frase que tras colgar le obligó a marcar el número del servicio de emergencias: «Ya he hecho lo que tenía que hacer». Ya era tarde.

Traumatismo

La Policía sospecha que Yolanda murió a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico realizado con un objeto de hierro muy contundente; probablemente, una mancuerna para hacer pesas. El golpe fue demoledor y será la autopsia la que determine si el cadáver presenta otras heridas importantes. La vivienda estaba abierta y no faltaba nada. El edificio, de planta baja y tres alturas, está situado en la calle Oriol, en Capuchinos, uno de los barrios humildes y trabajadores de Orihuela donde todo el mundo prácticamente se conoce y son muy pocos los que tienen la oportunidad de huir del calor de Orihuela, donde ayer se superaron los 35 grados.

La noticia corrió con celeridad por el vecindario y cerca de un centenar de vecinos se arremolinaba en las inmediaciones del inmueble o en los balcones tras conocer el fatal desenlace, mientras se multiplicaba el despliegue policial y el vehículo de la funeraria aguardaba pacientemente en doble fila que terminara su trabajo la comisión judicial.

Juan Antonio es dueño de un «Audi» que ayer estaba aparcado a las puertas de la vivienda que la pareja compartía y que era propiedad de la familia de la fallecida. Ambos se habían mudado allí hacía algunos meses, según relataron los vecinos. Todos los recordaban como una pareja normal. Sin nada que hiciera sospechar ese desenlace.

El sospechoso ha huido

La Policía buscaba ayer a Juan Antonio como principal sospechoso e intentaba reconstruir qué había hecho desde el sábado por la noche hasta el lunes, momento en el que habló con su hermana y se conoció la tragedia. La búsqueda se centra entre Murcia y Orihuela aunque los investigadores desconocen cómo se está desplazando el presunto homicida, ya que no lleva su vehículo.