El hombre de 90 años hallado muerto en la noche del sábado junto a su mujer, de 87, en una vivienda del Campello mató a su esposa con un cuchillo de cocina y luego se lo clavó en el cuello. Así lo confirmó ayer el subdelegado del Gobierno en Alicante, Antonio Martínez, quien explicó que el crimen se ha catalogado como una violencia machista que eleva a cuatro el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en la provincia de Alicante en lo que va de año. La Guardia Civil del Campello se ha hecho cargo de la investigación.

Fue una hija del matrimonio que reside en París quien descubrió los cuerpos sin vida al llegar a la casa, ubicada en la planta número 16 de la urbanización Pinada Lucero del Campello. La mujer pasaba unos días de veraneo con sus padres y tras volver de un viaje, sobre las 23:30 horas, dejó las bolsas en la puerta del apartamento y abrió la puerta.

El hallazgo la hizo salir temblorosa al rellano y comentó a un vecino que se encontró con ella que sus padres estaban muertos, según indicaron ayer varios residentes de la planta 16 de la urbanización, entre ellos, la madre de este vecino, que ya ha prestado declaración ante la Guardia Civil. «Había hablado esa misma tarde con su madre y le había dicho que estaba bien y lo que había comido», señalaron los vecinos a este diario.

La mujer supuestamente asesinada, vivía con Hilario, su presunto agresor, quien se suicidó después de matarla con un cuchillo mientras estaba en la cama. En la habitación, como pudo comprobar este diario, aún quedaban restos de sangre en el suelo. Él murió en la terraza del apartamento.

Esperanza era una mujer nacida en Zaragoza con problemas de corazón, débil, y necesitaba de un andador para moverse. Se le veía delicada pero bien, «dentro de lo que cabe», según los vecinos.

Por su parte a él sus vecinos de planta le describen como un anciano «con buena cabeza y muy educado». Tenía una traqueotomía que le dejó un hilo de voz con el que les transmitió, en numerosas ocasiones, que él quería morir y ser enterrado en el Campello. El matrimonio, según los que lo conocían, volvía a su residencia este septiembre. Nadie daba crédito a lo ocurrido. La pareja vivió durante décadas en el Campello, pero hacía unos seis años que ya solo iba a pasar el verano. No había denuncias previas por maltrato.