El hombre hallado muerto por un montañero el pasado miércoles en un paraje de Aras de los Olmos fue descuartizado y transportado en la maleta hallada a su lado. Esa es una de las primeras conclusiones a las que ha llegado la Guardia Civil tras inspeccionar el cuerpo y el área donde fue encontrado, una zona muy abrupta, sin senda abierta, a unos tres kilómetros del casco urbano del citado municipio de Los Serranos.
De momento, no se ha establecido ni la identidad, ni el modo en que murió, algo que podría aclararse hoy, cuando los forenses le practiquen la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, adonde fue trasladado el cadáver a primera hora de la tarde de ayer, tras un laborioso levantamiento del cadáver.
La comisión judicial, junto con agentes del grupo de Homicidios y del laboratorio de Criminalística de la Comandancia de Valencia, así como efectivos del cuartel de la Guardia Civil de Llíria, acudieron a primera hora de ayer al punto donde permanecía una patrulla custodiando el cadáver.
El forense adscrito al juzgado de Llíria dictaminó desde el primer momento que el desmembramiento del cuerpo no era obra de las alimañas, como se creyó al principio, sino que tenía signos claros de haber sido descuartizado —está seccionado a la altura de las rodillas, el tronco y la cabeza, al menos-, aunque será la autopsia la que determine con qué herramienta. En cualquier caso, no falta ningún miembro, lo que facilitará la identificación.
Además, todo apunta a que la maleta sirvió para transportar los restos del hombre, que conservaba sus ropas -pantalón vaquero, zapatillas deportivas y una camiseta-. Uno de los interrogantes es por qué los restos estaban fuera del «trolley», que aparenta estar roto, y de las bolsas de plástico y de rafia que debieron servir para transportarlo hasta ese punto.
En principio, lo más probable que es que fuera llevado en un vehículo y que quienes lo dejaron bajo el saliente rocoso recorriesen los últimos 400 metros a pie, entre arbustos y piedras.
«Me llamó la atención la maleta»
El hallazgo del cadáver, del que informó ayer en exclusiva Levante-EMV, se produjo en torno a las 13.30 horas del miércoles cuando un vecino de Aras de Olmos, de 60 años, había salido a dar una vuelta por el monte. «Soy un poco cabra y me gusta mucho la naturaleza, salir campo a través. Cuando veía noticias de un senderista que se había encontrado un cadáver decía mira que si alguna vez me encuentro yo uno, y resulta que esta vez me ha tocado a mí», confiesa Francisco. Sin embargo, reconoce que no fue nada agradable. «Es muy desagradable ir de excursión al monte y encontrarte un cuerpo desmembrado».
«Me llamó la atención la maleta y cuando me acerqué vi un cuerpo pequeño, al que le faltaba la cabeza», recuerda. Francisco asegura que era la primera vez que pasaba por allí, porque hacía apenas tres meses que se había venido a vivir a Aras de los Olmos. Además, explica que es «una zona muy escarpada y llena de arbustos», en la que el único paso es bordeando la pared de piedra de la montaña en lo alto de un barranco. Allí estaba el cuerpo. «A mi me pareció que sería un transeúnte que buscó refugio al abrigo de la montaña y la muerte le vino durmiendo», apuntaba el hombre atribuyendo el estado del cuerpo a la acción de las alimañas.
Tan pronto como descubrió el cadáver y sin tocar nada bajó hasta donde había dejado su coche y acudió al cuartel de la Guardia Civil para informar del extraño hallazgo. «Para volverlo a encontrar la verdad es que nos costó y eso que llevaba el GPS». «Estoy baldado, ayer para arriba y abajo sin haber comido», reconoce tras su odisea.
