Más de una semana después del accidente del A320 de Germanwings en los Alpes franceses, el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, propietaria de la compañía de bajo coste, viajó ayer con el responsable de ésta última hasta el lugar del drama para rendir homenaje a las víctimas y agradecer el trabajo de los servicios de socorro. El jefe de la aerolínea no ofreció ninguna explicación de cómo el copiloto Andreas Lubitz, principal sospechoso de haber causado la catástrofe, entró a formar parte de su personal pese a que había confesado sufrir depresiones y tendencias suicidas. Spohr se negó a respoonder a los periodistas.

Por otro lado, la Fiscalía de Marsella exigió ayer que le entreguen «enseguida» el vídeo que aseguran haber visionado «Bild» y «Paris Match», en el que a través de un teléfono móvil supuestamente se grabaron los últimos minutos del vuelo de Germanwings. El fiscal Brice Robin indicó que ni ese vídeo ni ningún otro sobre la tragedia figura actualmente en la investigación y reiteró que, «en la hipótesis de que alguien disponga de tal vídeo debe entregárselo enseguida a la sección de Investigación de la Gendarmería de Transportes Aéreos», encargada del caso. efe parís