La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha confirmado la pena de 89 años de cárcel que impuso la Audiencia de Valencia a un hombre acusado de varios delitos de violación, detención ilegal y robo a cinco mujeres, la mayoría de ellas prostitutas. El conocido como el violador del cementerio recogía a sus víctimas en el centro de Valencia y luego las retenía, maniataba y forzaba sexualmente.

El fallo del TS, remitido por el Tribunal Superior de Justicia valenciano, declara que «no hay lugar al recurso de casación formalizado por la representación del acusado, Fernando Calatayud Sánchez, contra la sentencia del pasado 21 de julio de 2014 de la sección cuarta de la Audiencia Provincial. En ésta era condenado por dos delitos de detención ilegal, cinco de violación, otros cinco de robo con violencia e intimidación, uno de ellos con uso de instrumento y peligroso, así como de tres faltas de lesiones.

Concretamente fue condenado a 13 años por cada uno de los cinco delitos de violación (65 años), más ocho años por los dos delitos de detención ilegal, otros tres de prisión por cada uno de los cuatro delitos de robo con violencia e intimidación (12 años) y otros cuatro años por el mismo delito con uso de instrumento peligroso. Pena que ha sido ahora confirmada por el Supremo.

Los hechos se refieren a que en cinco fechas entre agosto de 2007 y junio de 2010 el acusado contactó de madrugada con cinco mujeres que ejercían la prostitución en la avenida Barón de Cárcer de Valencia. Tras llegar a un acuerdo económico por sus servicios sexuales, el hombre las llevaba en su vehículo hasta un descampado en las proximidades del cementerio. En unos casos después de mantener las relaciones contratadas y en otros previamente, y aprovechando que estaban de espalda, les amenazaba con un objeto punzante o un cuchillo, les ataba las manos a la espalda con bridas y les tapaba los ojos.

En esa situación, les obligaba con amenazas a que le hicieran una felación y las penetraba vaginalmente. En dos de los casos se fue del lugar dejando a las mujeres maniatadas, según detalla la sentencia. Además, antes de marcharse, se apoderó de los teléfonos móviles, el bolso y el dinero que llevaban sus víctimas.