Nueve años y medio de cárcel y la prohibición de acercarse o comunicarse con su víctima durante diez años y medio. Es la condena que ha impuesto la sección segunda de la Audiencia de Valencia a Dolores R. B., la mujer juzgada por intentar asesinar al nieto de tres meses de su pareja sentimental en el domicilio de éste, en Torrent, hace casi un año. Pero el tribunal no se ha quedado ahí; además, ha ordenado, a petición de la Fiscalía, que el juzgado que investigó a Dolores por supuestamente matar a su hijo en las mismas circunstancias, causa que acabó archivada, reciba ahora los nuevos datos obtenidos en este juicio para que aquél caso pueda reabrise y ser investigado de nuevo.

La sentencia deja claro que se trató de un asesinato que únicamente se quedó en intento gracias a la proverbial intervención del abuelo, quien agitó y abrazó al bebé hasta que rompió a llorar.

Los hechos sucedieron en la tarde-noche del 11 de mayo del año pasado, cuando la ahora condenada se las arregló para entrar a solas con el bebé en su habitación, en la vivienda en la que residía la acusada como pareja del abuelo del niño que era. Apenas 10 minutos después, salió con el niño en brazos, completamente azulado y sin respiración, anunciando que estaba muerto. La madre del pequeño se desmayó. El abuelo lo zarandeó y luego lo estrechó entre sus brazos. En cuanto el pequeño reaccionó, lo llevaron al centro de salud de Torrent y más tarde al Hospital La Fe. Todos los médicos y pediatras coincidieron en señalar que el episodio agudo sólo se explicaba en la asfixia intencionada.

De hecho, el tribunal deja claro que «de no haber sido reanimado el niño, habría fallecido», que «la acusada tuvo la intención de matar al niño» y que hubo alevosía por cuanto un bebé «no puede plantear ninguna defensa».

En cuanto a lo de volver a investigarla, para el tribunal han sido fundamentales los testimonios de la jefa y un agente del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, así como la declaración en el juicio de un pediatra que sorprendió a Dolores asfixiando a su bebé en 2003, en uno de los muchos ingresos hospitalarios que precedieron a su muerte en cuanto el juzgado archivó el caso y le devolvió la guarda y custodia del pequeño en 2005.

Así mismo, ha tenido en cuenta el testimonio de una compañera de trabajo cuyo hijo estuvo a punto de morir en idénticas circunstancias hace 15 años, cuando se estuvo ocasionalmente bajo la supervisión de Dolores R. B. El fallo lo resume con claridad: «Los antecedentes de la acusada revelan que los niños que se encuentran bajo su cuidado sufren episodios de crisis de apnea con cianosis sin causa aparente».