Han pasado ya cuatro días desde que Enrique Gómez Juan, de 83 años, salió de su casa, en el barrio de Nou Moles de Valencia, se tomó dos cafés en el bar del hogar del jubilado que hay al lado y se marchó a caminar sin dirección conocida. El octogenario, que padece demencia senil, fue visto por una vecina esa misma mañana en la pasarela peatonal de acceso a Xirivella y por la tarde algunos testigos lo situan en la Ronda Sur de Valencia, en los alrededores del cementerio. No obstante, allí supuestamente se le pierde el rastro y desde entonces nadie sabe nada de él.

«La verdad, es como si se lo hubiera tragado la tierra», aseguran sus familiares, quienes desde ese día no han dejado de buscarlo ni un solo momento. «Hemos colocado carteles con su foto en Valencia, Xirivella, Mislata, Aldaia y hasta en Manises, pero nada», lamenta su hijo, quien pide la colaboración ciudadana para que cualquiera que pueda haberse cruzado con él en la calle se ponga en contacto con la policía.

«Una mujer asegura que vio a un hombre, que podría ser él, sentado en un banco junto a Fermax el jueves por la tarde y que cuando se acercó y le preguntó si se encontraba bien, éste le contestó: 'Deixeu-me, ja vindran a buscarme'», relata Enrique, hijo del desaparecido. «Seguro que era él, esa frase es muy de mi padre», señala.

Sin embargo, después de buscar insistentemente por toda esta zona, entre matorrales, descampados y casas abandonadas, su familia no ha logrado encontrar pista alguna sobre dónde pudo pasar esa primera noche. «Han pasado ya muchos días y necesita su medicación», confiesan conscientes de que cada hora juega en su contra.

De hecho, Enrique Gómez, que toma nueve pastillas diarias, salió de casa sin teléfono y con apenas unas monedas para tomar su café. «Era el único trayecto que le dejamos hacer solo y nunca le había pasado nada», explican sus familiares. Así, habitualmente solía bajar de buena mañana a tomarse un café en el hogar del jubilado de Nou Moles y en ocasiones iba andando hasta el Hospital General, donde cogía el periódico gratuito para regresar posteriormente a casa. «Hay veces que no recuerda a la gente pero tiene momentos de lucidez», explica su hijo sin perder la esperanza. Además, encima lleva el DNI y la tarjeta con el teléfono de su hijo por si alguien lo encuentra. «Ya piensas de todo, hasta que esté con alguien que se esté aprovechando de él», apunta.