El Juzgado de Instrucción número 1 de Vinaròs ha ordenado la apertura de juicio oral contra los supuestos inductor y colaborador del doble crimen de Càlig en 2005. Diez años después, sigue la causa cuyo principal culpable ya fue señalado por la propia víctima antes de morir en una carta que dejó a su hermana y en la que declaraba: «Yo, Yalennys Valero Jiménez, manifiesto que, debido a mi situación en estos momentos quiero dejar por escrito que, si en un futuro me sucede algo con respecto a mi persona, estoy segura que el único culpable es Isauro L. I.». E Isauro L. I. es sobre el que pesa la acusación del juez.

El empresario gallego es quien, presuntamente y según los testimonios recabados por el juzgado de instrucción, habría contactado con Manuel Antonio M. J., el otro acusado y presunto colaborador, para que acabara con la vida de su exnovia, después de haberla amenazado en un sinfín de ocasiones con tomar represalias contra ella porque decidió acabar con la relación y rehizo su vida.

Uno de los autores materiales de los hechos fue Emilio Pérez Rivera, condenado por estos hechos a 45 años de prisión. Otros dos acusados, entre ellos su mujer, han sido absueltos.

En el auto facilitado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) se expone que Isauro, de 66 años, y Yalennys de 26, se conocieron en una discoteca en Cuba, país de origen de ella, y se enamoraron. La relación fue a más hasta el punto de que Isauro -quien estaba casado- la trajo a España a finales de 1998 pero, tras unos años, ella decidió regresar a su país.

A principios de 2003 retomaron la relación y Yalennys se instaló en Benicarló donde el acusado le facilitó un piso, un coche, le dio trabajo en una de sus empresas y le abrió una cuenta donde le iba ingresando dinero periódicamente.

Isauro quiso a toda cosa que la muchacha se quedara con él hasta el punto que le trajo su la madre, y a la hermana le arregló un matrimonio de conveniencia para que no se fueran de España. A partir de ese momento, el acusado empezó a vigilar todos sus movimientos, llamadas y salidas y amenazó a algunos chicos con los que se veía. El propio Isauro mandaba SMS a los acompañantes de Yalennys amenazándoles con que la dejaran o, sino, «su ex que está en la cárcel saldrá y te matará».

A raíz de lo anterior, el acusado le repetía una vez tras otra que si no continuaba con él «acabaría drogada, prostituida o muerta», y que le iba a quitar todo lo que le había dado.

En busca de una nueva etapa

Fue entonces cuando Yalennys viajó a Italia, donde se encontraba su hermana, y escribió la carta alertando de su situación y de que su vida corría peligro. A su regreso a España retomó la relación con Isauro pero, a finales de 2004 decidió romper definitivamente y le devolvió todo lo que le había facilitado, además de que fue despedida de su trabajo. Con el ánimo de iniciar una nueva etapa, Yalennys y su hermana se instalaron en un adosado en la localidad de Càlig.

Isauro consideró que la hermana había sido la culpable del fin de su relación con Yalennys y decidió acabar con la vida de ambas, para lo que no descartó contratar un sicario. Fue entonces cuando contactó con el otro acusado, Manuel Antonio M. J., quien, a su vez, contactó con el ya condenado y preso Emilio Pérez Rivera. Tras vigilar los movimientos de las hermanas, decidieron perpetrar el macabro crimen la noche del 11 al 12 de junio de 2005.

Era fin de semana y las hermanas salieron de fiesta. Supuestamente, Manuel Antonio M. J. controlaba sus movimiento y Emilio Pérez se dirigió al domicilio donde accedió sin autorización y esperó a que regresaran.

El destino quiso que las hermanas tuvieran un accidente de coche y recurrieran a unos amigos para que las auxiliara. Así las cosas, Yalennys y Juan Manuel decidieron ir a casa de la primera para recoger la documentación del seguro y fueron sorprendidos por los sicarios quienes les golpearon, les ataron de pies y manos con una cuerda y, tras quedar inmovilizados, les dispararon con un arma de fuego en la cabeza.