Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un grupo internacional responsable del robo en 32 domicilios de Valencia, Castellón y Madrid y han detenido a 38 personas, componentes de todos los escalones de la red, desde los encargados de ejecutar los asaltos hasta empresarios que vendían lo robado.

Según ha informado la Policía en un comunicado, los arrestados buscaban hacerse con dinero en efectivo y joyas que en ocasiones fundían para conferirles una apariencia completamente diferente a la original e introducirlas así en el circuito legal. Seis de los integrantes de la red detenidos se dedicaban también a robar droga a narcotraficantes, acción conocida como 'vuelco'.

Un total de 15 de los 28 arrestados han ingresado en prisión provisional, entre ellos, los líderes de la red, los encargados de ejecutar los robos, del apoyo logístico y de la receptación, así como la ramificación que robaba droga a narcotraficantes.

En Valencia se han producido 18 detenciones, en Madrid 10, en Alicante 9 y una más en el aeropuerto del Prat en Barcelona, donde los agentes localizaron a un miembro del grupo que pretendía huir de España.

Los arrestados son presuntos responsables de 32 robos con fuerza en domicilios cometidos en 16 viviendas de Valencia, 15 de Madrid y una de Castellón, y además de un robo cometido en unas oficinas de Alicante.

Además, en esta operación policial se han practicado 14 registros domiciliarios: en Valencia 6 de ellos, en Madrid 5 y en Alicante 3. En dichos registros los agentes se han incautado, entre otros efectos, de herramientas y útiles para la comisión de robos, varios lotes de joyas adquiridos por un receptador y que luego se comprobó que procedían de robos en domicilios, una pistola detonadora y 6.000 euros en efectivo.

Las investigaciones comenzaron a partir de un robo con fuerza cometido en Alicante mediante el procedimiento del butrón. Las primeras pesquisas mostraron que tras el asalto estaba una red criminal altamente especializada en violentar bombines de cerraduras para acceder a viviendas y sustraer principalmente joyas y dinero.

Caja común

Los integrantes de esta organización, asentados en Valencia y Madrid aunque mayoritariamente de nacionalidad georgiana, se dedican de manera profesional a la comisión de hechos delictivos, en los que cada uno de ellos desempeña un rol concreto.

Tras los asaltos, el dinero y las joyas robadas son enviadas a su país de origen, pasando a engrosar una 'caja común' denominada 'Obschak' (la 'caja de los ladrones', en ruso). En esta caja se ingresarían grandes cantidades de dinero procedentes de todas las actividades delictivas cometidas en diferentes países por distintos grupos que forman parte de la organización.

La organización criminal se estructuraba en forma piramidal para establecer una jerarquía en sus actividades. En la cúspide de esta estructura se encontraban dos personas, encargados de la coordinación y supervisión de los integrantes del grupo.

En el segundo escalón se encontraban los encargados de ejecutar los robos en domicilios, auténticos especialistas con gran destreza en la apertura de cerraduras mediante el 'bumping' para hacer saltar los cilindros, el ganzuado o la lana, técnicas que únicamente personas con una alta cualificación en este tipo de delitos conocen. Debido a su pericia, algunos de los miembros más veteranos de este escalón eran en ocasiones requeridos por sus compañeros para forzar cerraduras con una complejidad especial.

En un tercer escalón se encontraban los encargados del apoyo logístico. En el caso de Madrid, una mujer buscaba pisos de alquiler y habitaciones subarrendadas para alojar a los integrantes de la organización, así como les proporcionaba tarjetas de telefonía "limpias" para tratar de dificultar una eventual investigación.

El cuarto y último escalón lo ocupaban los receptadores, empresarios al frente de establecimientos en los que se vendían los objetos robados. Estas personas eran el último eslabón de la cadena, se hacían cargo de todas las joyas robadas, que en ocasiones eran fundidas para conferirles una apariencia completamente diferente a la original.

Seis de los componentes de esta red se dedicarían además al robo de droga a narcotraficantes, para lo que usarían armas de fuego. Su forma de operar consistía en hacer creer a los narcos que disponen del dinero en efectivo suficiente para comprar el estupefaciente.

Para ello introducían en un sobre numerosas cartulinas blancas y encima un billete de 100 euros, lo que habitualmente engañaba a los vendedores. Cuando los investigados tenían acceso a la droga exhibían un arma de fuego para sustraer la mercancía y huir del lugar rápidamente.

La operación ha sido desarrollada por agentes de las UDEV de la Comisaría General de Policía Judicial, de la Jefatura Superior de Policía de Valencia y de la Comisaría Provincial de Alicante; con la colaboración de agentes de la UDEV de la Comisaría de Elche y de la UDYCO de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña.