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Testimonio

Atropella a una ciclista de 87 años y se da a la fuga

La mujer, que lleva cuatro décadas utilizando este medio de locomoción y tiene un brazo roto, vive una odisea para denunciar el accidente

Atropella a una ciclista de 87 años y se da a la fuga

Carmen Iranzo tiene 87 años. A finales de este mes cumplirá 88. Eso no impide, sin embargo, que todos los días, desde hace cuatro décadas, monte en bicicleta, antes para ir al trabajo y ahora porque es su mayor entretenimiento. La bici es, como ella dice, «su compañera». Pero el pasado lunes algo cambió. Un coche se cruzó en su camino, la atropelló y se dio a la fuga dejándola malherida, así que ahora no sabe qué hacer. «Tengo idea de seguir saliendo en bici, lo que no sé es si tendré valor», dice.

Sentada en una silla, en casa de una de sus hijas, y con el brazo en cabestrillo, Carmen, persona enjuta y de gran vitalidad, cuenta que la bicicleta llegó a su vida en el año 1976, cuando murió su marido y tuvo que buscarse la vida para sacar adelante a sus cinco hijos.

Eran tiempos duros, de no demasiados recursos económicos, así que para acudir al trabajo optó por el transporte de las dos ruedas, poco común entre mujeres, pero el más barato a todos los efectos.

Fue, de hecho, su medio de locomoción hasta que expiró su vida laboral y también después de llegado ese momento. La bicicleta siempre estuvo en su cabeza y hora la tiene como entretenimiento. «Es mi compañera, la que me distrae todos los días», comenta la mujer.

De hecho, Carmen hace todas las mañanas alrededor de hora y media de pedales, generalmente el trayecto que separa su casa de Hermanos Maristas de la Playa de la Malva-rosa. Y siempre pasa, a eso de la una de la tarde, por la confluencia de la Avenida Blasco Ibáñez con la calle Actriz Encarna Máñez, donde su idilio con la bicicleta sufrió el percance.

Según dice, estaba cruzando un paso de cebra y antes de subir a la acera para seguir de nuevo por el carril bici un coche la golpeó en la rueda trasera. «Cuando me levanté, vi que me funcionaba esta mano y quise volver a la bici, pero entonces me dí cuenta de que ésta no me iba», explica Carmen, que obviamente tenía roto el radio, además de contusiones y varias heridas en la cara.

La mujer que la atropelló paró su coche y se interesó por ella, pero vio que había gente atendiéndola y se marchó sin más. Se dio a la fuga, como dice Carmen, así que después del golpe se enfrenta a un calvario policial y judicial. Ni en la Policía Local ni en la Policía Nacional le han cogido la denuncia, ya que, al parecer, la nueva normativa prevé que para casos leves debe presentarse en el Juzgado de Guardia y con abogado, una locura, a su parecer, porque «quien no pueda pagarse un abogado a ver qué hace».

Ella, de todas formas, tiene previsto cumplir ese trámite. Quiere que se investigue y que se proteja más a los ciclistas. Quiere que se hagan más carriles bici y que los coches tengan más cuidado. Y es que a Carmen, si nadie se lo impide, le gustaría volver, con 87 años, a su magnífica rutina. El tiempo, la familia y el valor lo dirán.

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