En un pequeño trastero de apenas dos metros cuadrados, durmiendo en el suelo sobre una alfombra y con la única comodidad de una almohada. Así tenía el ahora detenido por la Guardia Civil a un joven holandés de 18 años que secuestró en Cullera y que retuvo incomunicado durante más de 24 horas en la localidad de Miramar, en la comarca de la Safor. Durante ese tiempo el arrestado, también de 18 años y de nacionalidad marroquí, sometió a su víctima a torturas obligándole a hacer sus necesidades en el propio altillo y le extorsionó para que le entregara diversas cantidades de dinero fingiendo ser miembro de una peligrosa organización criminal.

Lo insólito del caso es que el joven fue precisamente secuestrado por negarse a participar en el rapto de la exnovia del ahora detenido. El extraño plan del arrestado consistía en contratar los servicios del joven para que éste secuestrara a su ex pareja sentimental, para obligarla así a que ésta retirara la denuncia contra él y que el juez revocara la orden de alejamiento que le impedía aproximarse a ella.

No obstante, cuando le contó los detalles del «trabajo» que tenía entre manos, y que él mismo no podía llevar a cabo por tener un dispositivo de localización que salta al aproximarse a su expareja, el joven, vecino de Cullera se negó a colaborar en el secuestro y trató de marcharse del lugar.

El sospechoso roció a su víctima con un spray y lo encerró en un trastero de pequeñas dimensiones situado en Miramar. Se da la circunstancia de que este sujeto, que apenas tiene 18 años, ya fue arrestado hace un tiempo por la detención ilegal de otra persona en este mismo altillo.

Para intimidar a su víctima el acusado le hacía creer que era miembro de una peligrosa banda organizada dedicada al secuestro de personas y que sino llevaba a cabo sus pretensiones éstos irían a por él y su familia. Además, viendo que seguía negándose a secuestrar a su exnovia, le exigió el pago de entre 7.500 y 20.000 euros para poder desvincularse de la trama, según apuntaron fuentes de la Guardia Civil.

La llamada «Operación Zelle» ha sido desarrollada por agentes del Equipo de Policía Judicial del Puesto Principal de la Guardia Civil de Cullera y del Puesto de Oliva. Asimismo, el Juzgado de Instrucción número dos de Sueca se ha hecho cargo del caso, ya que la denuncia de la desaparición del joven se interpuso el pasado 20 de julio en el cuartel de la Guardia Civil de Cullera. El arrestado está acusado de los delitos secuestro, torturas, extorsión, quebrantamiento de orden de alejamiento por manipulación del dispositivo de localización e inducción al delito.