El robo del cáliz de la iglesia Santa María del Mar ha sorprendido a los feligreses, aunque no ha afectado a la actividad cotidiana del templo. «Tenemos cálices de sobra, no era el único. Hay varios más siempre», explicó a este periódico el sacerdote que ofició ayer la misa, don Paco, sustituto del párroco Antonio Díaz.
«Lo que se han llevado es chatarra, no está hecho de ningún material valioso económicamente», añadió el cura, momentos antes de comenzar la liturgia con uno de los cálices de repuesto.
Según detalló la sacristana de esta iglesia del barrio del Grao, el robo ha sido denunciado por el vicario episcopal, quien se personó en comisaría para relatar los hechos al encontrarse el párroco Díaz de vacaciones.
La iglesia responde al tipo valenciano de origen gótico y es una de las más monumentales de la ciudad. Las dos portadas son tardobarrocas, la lateral con hornacina donde aparece la Cruz y la escala que simbolizan la llegada por mar Cristo. En la capilla de la comunión hay una valiosa talla del siglo XVI, aunque los ladrones prefirieron sustraer tan solo un cáliz de escaso valor, como el propio sacerdote sustituto reconoció.
