El acusado de matar a dos personas, padre e hija, en la playa Salvé de Laredo (Cantabria), en agosto de 2014, aseguró ayer en el juicio que no se siente responsable de los hechos porque no recuerda haberlos cometido y, por ello, cree que no lo hizo con «voluntad». Según su relato, tomó drogas que le hacían ver «un oso blanco corriendo» y «personas deformadas». El acusado, que apuñaló a sus víctimas en la playa sorpresivamente, se enfrenta a entre 35 y 40 años de prisión por dos asesinatos. e. p. santander