Un conductor de 40 años fue detenido en Valencia en la madrugada del pasado sábado por quintuplicar la tasa de alcoholemia permitida. Hasta ahí un caso más de los muchos que, por desgracia, siguen dándose cada fin de semana en la calles y carreteras valencianas. Lo insólito fue al día siguiente cuando el imputado por un delito contra la seguridad vial tenía que acudir al juzgado de guardia para el pertinente juicio rápido por lo ocurrido. A media mañana y cuando el juzgado trataba de localizarlo por no acudir a su cita con la Justicia, el acusado telefoneó alegando que no podía presentarse ante la autoridad judicial porque tenía una boda y debía asistir «ineludiblemente».

Aunque perfectamente el juez podía haber ordenado su búsqueda y detención por no personarse cuando había sido requerido para ello, finalmente se optó por citarlo para otro día pero con la advertencia de que en caso de reincidencia podría ser condenado en rebeldía a la pena en su mayor grado, según fuentes jurídicas.

El citado conductor fue parado en torno a la 1.30 horas de la madrugada del pasado sábado en la avenida Blasco Ibáñez de Valencia por una patrulla de la Policía Nacional. Los agentes le dieron el alto al detectar en él una actitud sospechosa cuando estaba parado en un semáforo en verde. Asimismo, al comprobar que mostraba signos evidentes de ir ebrio se solicitó la presencia de la Policía Local para que le realizara la pertinente prueba de alcoholemia.

El hombre dio una tasa de 1,25 mg/l, cinco veces más de la permitida. Por lo que fue detenido y puesto en libertad con la obligación de comparecer el domingo por la mañana ante el juez. Cosa que no hizo porque «tenía una boda».