Un cortocircuito o un problema de carácter eléctrico se presume como origen del incendio de un piso que ayer se cobró la vida de una mujer de 82 años en una céntrica calle de Alzira. La anciana residía sola y fue encontrada por los bomberos tirada en un rincón de la galería, donde al parecer había tratado de refugiarse en busca de oxígeno ante la densa humareda que inundaba toda la casa y que, supuestamente, provocó su asfixia. Ni los esfuerzos primero de los bomberos ni después del personal del SAMU por reanimarla dieron resultado.

El incendio se declaró a media mañana en un sexto piso de la calle Senyera Valenciana, a escasos metros de la comisaría de Policía. Las primeras informaciones apuntaban que la vivienda se encontraba vacía aunque la policía localizó a una hija de la propietaria que alertó de que su madre debía encontrarse en el interior. Los bomberos, que ordenaron desalojar los dos pisos de la planta superior, forzaron la puerta y se encontraron una densa y negra humareda que, incluso con el visor térmico, dificultó mucho la localización de la mujer.

Todo apunta que el incendio se inició en un dormitorio ya que, a falta del informe de la policía científica, las primeras hipótesis indican que en esta estancia se produjo la mayor concentración de calor hasta el punto que el incendio derribó parcialmente un tabique. Las llamas prendieron el colchón, lo que provocó el humo tan denso.

El alcalde de Alzira, Diego Gómez, que se acercó para interesarse por los sucedido, confirmó que la investigación sitúa en la habitación el foco del incendio supuestamente por un problema de tipo eléctrico y comentó que «de tres automáticos sólo habían saltado dos». También fuentes del Consorcio Provincial apuntaron la hipótesis de un cortocircuito.

La mujer fallecida residía sola ya que podía valerse por sí misma, aunque en la planta inferior vivía un nieto que no se encontraba en casa en el momento del incendio, según explicaron algunos vecinos, que indicaron que las hijas ya se habían preocupado de evitar que cocinara para evitar posibles descuido y todos los días recibía la comida de uno programa de atención a personas mayores. También el alcalde de Alzira comentó que en la casa no había «ni butano ni nada para cocinar».