La Guardia Civil ha detenido en Nules a una peligrosa banda organizada que la semana pasada asaltó al menos cuatro chalés de Picassent con sus moradores dentro. Los delincuentes, que iban encapuchados, mostraron una violencia desproporcionada con los propietarios de los inmuebles, la mayoría de ellos personas de avanzada edad, a quienes golpearon y amenazaron exigiéndoles dinero y joyas. «No paraban de golpearme continuamente con las patas de la mesa rota, eran muy violentos», relata Ángel, una de las víctimas de estos delincuentes, quienes en apenas una noche cometieron cuatro robos con violencia en dos urbanizaciones de Picassent.

«Se ve que fueron de un chalé a otro y siempre asegurándose de que hubiera gente dentro», explica este hombre de 71 años. El objetivo de los asaltantes, de nacionalidad rumana, era golpear y amedrentar a los propietarios de los inmuebles para obtener hasta el último euro u objeto de valor que hubiera en la casa, insistiendo siempre en que les dijeran dónde estaba la caja fuerte. «Les dimos 1.000 euros, pero dijeron que era poco, que o les daba más o nos mataban», recuerda todavía con miedo en el rostro y las manos temblorosas María Ángeles.

Esta oleada de violencia se produjo en la noche del pasado 28 de octubre. En torno a las 20 horas los encapuchados entraron en un chalé del Tancat de l´Alter. Pese a la vigilancia privada con la que cuenta dicha urbanización de Picassent, los delincuentes lograron burlar los sistemas de seguridad y asaltaron a una familia.

Posteriormente siguieron su periplo delictivo en la urbanización Lloma de la Verge, donde entraron en otros dos chalés con moradores. En uno de ellos se encontraba una pareja de ingleses, quienes desconectaron la alarma después de que saltara, confiados de que se trataba de un fallo.

Ángel remarca que también en su caso se produjo un exceso de confianza cuando salió solo al escuchar ladrar al perro «pensando que se trataba de un animal y no precisamente de dos patas». Ahora quiere que con su relato otras personas que se encuentren en su misma situación estén más precavidas. «Que te asalten así en tu propia casa, cuando estás en bata viendo la tele en el sofá, es muy fuerte», confiesa.

«Me pusieron un cuchillo en el cuello»

«Entraron por la parte de atrás, a mí me cogieron y me pusieron un cuchillo en el cuello», relata Ángel. Eran cinco encapuchados. «Cuatro de ellos llevaban pasamontañas y uno con un pañuelo para taparse la cara», apunta. «Al principio pensé que era una broma de Halloween», asegura María Ángeles. No obstante, pronto se percató de que todo era muy real. «Tiraron la televisión al suelo y rompieron la mesa de cristal».

Mientras uno tenía retenido al hombre fuera a punta de cuchillo, los otros comenzaron a revolver toda la casa. «Me taparon la cara con una manta, pensaba que habían matado a mi marido y que yo era la siguiente», confiesa la mujer, quien todavía no había visto entrar a su esposo y desconocía si estaba vivo o muerto. «Fueron los tres cuartos más eternos de mi vida», afirma María Ángeles.

Antes de huir con su botín, los delincuentes rompieron los teléfonos móviles, les arrebataron las llaves de la casa y el coche y los dejaron encerrados en el baño. «Nos trajeron Coca-cola y hielo para las heridas. No lo entiendo, te dan una paliza y luego te dan de beber». Eso sí, antes de marcharse les dejaron bien claro: «No salgáis de aquí hasta mañana u os matamos».