«Miré a ambos lados, vi que no venía ningún metro y me tiré sin pensarlo». Ni en sus siete años de servicio, ni en sus 28 de vida Javier Catalán se había visto en una situación igual. Quedaba solo un minuto para que llegara el tren, pero no se paró a mirar el letrero luminoso. «Vi al hombre desplomándose sobre las vías y bajé de inmediato», cuenta a Levante-EMV este agente de la Brigada de Policía Científica de la Jefatura Superior de Valencia que el pasado jueves salvó la vida a un anciano en el metro de Madrid.

Se encontraba en la parada de Ópera cuando faltaban cinco minutos para las dos del mediodía. De repente, en el andén de enfrente, un hombre de avanzada edad se desmayó y se desplomó sobre el foso, cayendo sobre los raíles. El valenciano, que se encontraba en Madrid por asuntos personales, se lanzó a su rescate. Otro hombre le acompañó, poniendo también en riesgo su vida. «Empecé a pedir ayuda porque yo solo con él no podía. Se había desvanecido, era un peso muerto, no podía levantarlo». De fondo, oía al amigo que le acompañaba gritarle: «Pero ¿qué haces? ¡Estás loco! ¡Queda un minuto para que llegue!».

«Toda la gente estaba gritando. Conseguimos subirlo al andén y pedí enseguida que llamaran al 091 y a Emergencias», relata el joven, a quien el susto le duró todo el día. «He estado en Seguridad Ciudadana pero nunca he vivido nada igual», cuenta.

«Me gustaría saber cómo está»

Mientras esperaban a los servicios médicos, Catalán intentaba que el accidentado recuperara la consciencia. «Lo primero que me dijo fue ‘las gafas, las gafas’. Me identifiqué como policía y enseguida se tranquilizó». Del hombre que cayó solo sabe que se llama Julio. Lo averiguó mientras hablaba con él.

Cuando llegaron los sanitarios lo estabilizaron y lo trasladaron a un hospital para hacerle un chequeo. Tenía un fuerte golpe en la cabeza. «Cuando bajé a por él pensaba que estaba muerto. Tenía mucha sangre en la cara», describe el agente. «Me gustaría llamar a Julio, contactar con él y saber cómo se encuentra», comenta el policía. «Ahora, me quedo con el orgullo de haber hecho lo que hice», relata sonriente este agente a quien algunos ya llaman «el héroe del metro».

ora, me quedo con el orgullo de haber hecho lo que hice», relata sonriente este agente a quien algunos ya llaman «el héroe del metro».