Un fotograma de una cámara de seguridad de una gasolinera ha sido la clave para que el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia haya detenido al hobre que en mayo pasado dejó en coma a la dueña de un bar del distrito de la Saidïa a la que atacó a hachazos para robarle el dinero de la máquina tragaperras, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV. Y no es su único delito grave: el acusado, Manuel F., de 42 años, está acusado de haber matado a un indigente a golpes en Campanar a principios de noviembre.

Según informó ayer la Policía Nacional, el presunto asesino de Abdul, un hombre marroquí de 37 años, es el mismo que en la tarde del pasado 23 de mayo propinó dos hachazos en la cabeza a la dueña de un bar de la calle Poeta Monmeneu, en el valenciano barrio de Morvedre. El agresor entró en el establecimiento aprovechando que la dueña, una joven china de 26 años, estaba sola -su marido había salido en ese momento y no había clientes-para entrar detrás del mostrador y golpearla en la cabeza con el hacha.

La chica cayó inconsciente al suelo y el ladrón golpeó entonces la máquina tragaperras hasta reventarla. Un hombre que vio la agresión le increpó, pero el agresor no sólo no se arredró, sino que golpeó por segunda vez a la mujer, que yacía en el suelo, cogió el cajetín con el dinero y se fue subido en su bicicleta, mientras el testigo llamaba desesperadamente a la policía desde su teléfono móvil.

Una cámara de seguridad de una gasolinera próxima captó su imagen con absoluta claridad. Pese a que ese fotograma fue difundido a todos los agentes de la Policía Nacional y de la Local, nadie parecía poder identificarlo.

Casi seis meses después, a las ocho de la mañana del 4 de noviembre, el 112 recibía una llamada alertando de que había un hombre gravemente herido junto a la acequia de Mestalla, en un campo de naranjos de la huerta de Campanar. Se trataba de Abdul, un «sin techo« de 37 años y nacionalidad marroquí que vivía en unos invernaderos abandonados próximos adonde yacía inconsciente. La víctima fue trasladado al Hospital La Fe, donde falleció un día más tarde.

Agentes de Homicidios interrogaron a Manuel F., de 42 años, y a su hermano mayor, de 45, con quienes había pasado la noche bebiendo. Ambos negaron haber pegado a Abdul, caído a diez metros escasos de la chabola donde vivían los sospechosos. Quedaron en libertad por falta de pruebas directas, pero cinco días después, el 10 de noviembre, los agentes los detuvieron. El juez los envió a los dos a prisión como coautores de la paliza mortal.

Para entonces, ya sospechaban que uno de ellos podía ser el enigmático hombre del fotograma del vídeo de la gasolinera. Sin embargo, los investigadores necesitaban pruebas y la identificación clara del sospechoso.

Tras recopilar todas las evidencias y registrar a fondo la chabola y sus alrededores, lograron las evidencias necesarias para imputarle a Manuel, por fin, el intento de asesinato de la joven china, quien sufre secuelas irreversibles por la salvaje agresión sufrida en mayo. De hecho, permaneció semanas en coma y los daños neurológicos sufridos son tan severos que ni siquiera reconoce a su familia.

El presunto asesino ha sido imputado en la prisión de Picassent, donde permanece desde el pasado 13 de noviembre por orden judicial por el asesinato de Abdul.