La familia del niño de 7 años que el pasado martes fue encontrado muerto en un piso del barrio de Sant Pau de Girona, dormía y comía junto al cadáver desde hacía semanas. La habitación donde localizaron al menor, que estaba en la cama tapado por mantas, tenía varios colchones en el suelo donde la familia de nacionalidad norteamericana pasaba las noches. En el piso también había una mesa.

La investigación apunta a que la familia convivía día y noche con el cadáver como si el niño estuviera vivo. De hecho, cuando los Mossos entraron dentro del domicilio tras el aviso de la propietaria del inmueble se encontraron la familia en la habitación, que les dijo que su hijo muerto dormía en la habitación.

En el dúplex del cuarto piso del número 3 de la calle Joan Roca Pinet, los investigadores del Área de Investigación Criminal de los Mossos de Girona encontraron inhaladores, las máquinas para hacerlos funcionar pero sobre todo medicinas homeopáticas. De ello se desprendería que la familia creía más en cuidados del tipo naturalista y que no confiaba demasiado con la medicina científica. Los Mossos investigan si las causas de la muerte de la criatura están relacionadas con un tema de tipo médico.

Hoy, precisamente, está previsto hacer la autopsia que debería ser clave en determinar cómo perdió la vida la criatura.

Empezaba a momificarse

El avanzado estado de descomposición del cadáver, que ya empezaba a momificarse, pondrá difícil la tarea a los forenses del Instituto de Medicina Legal de Girona. Con todo, se prevé que el análisis de los líquidos abdominales pemita aclarar si el niño tomó algún cóctel de barbitúricos o sustancias venenosas.

Los padres del menor fallecido, Bruce Hopkins de 38 años y la madre, Schrell, de 39, fueron detenidos el martes pasado por homicidio imprudente. Está previsto que mañana declaren ante el juez y expliquen por qué ocultaron el cadáver y cómo se produjo la muerte de su hijo. La pareja tiene otros dos niños, de 12 y 14 años, que también declararon la comisaría y que se encuentran en manos de Infancia de la Generalitat.

Vecinos del mismo bloque explicaron el pasado martes después de los hechos que la familia Hopkins hacía casi dos años que vivía en el piso, aunque eran personas que pasaban desapercibidas. Solo hablaban inglés, decía un vecino, y eso hacía que no fueran muy comunicativos.

También destacaron que hacía dos o tres meses que no veían que los niños y la mujer salieran a la calle. Además, no estaban escolarizados en Girona sino que se formaban a distancia. Con todo, al único miembro de la familia que veían últimamente, era el padre, pero no les decía nada.