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Homicidio

"Miguel no merecía morir quemado como un perro"

Uno de los mejores amigos del indigente asesinado en un banco de la plaza Juan de Vilarrasa cree que "es de Justicia que hayan detenido" al presunto autor

"Miguel no merecía morir quemado como un perro"

«Era una bellísima persona que acabó en la calle por culpa de la bebida. Y desde luego, no merecía morir como murió, quemado en un banco, como un perro». Son las palabras de Emilio, «el Cholo», uno de los mejores amigos de Miguel García, el «Chispas», muerto hace cuatro años, una madrugada de febrero, cuando otro indigente presuntamente lo quemó mientras dormía en un banco de la plaza de Juan de Vilarrasa, en el corazón de la ciudad de Valencia.

El presunto asesino, José Antonio, conocido como «el Garbanzo» por el resto de los que sobreviven día y noche en esa plaza porque la mayoría no tiene un techo donde guarecerse, fue detenido el lunes por la tarde en Benimaclet, su barrio de toda la vida, tras cuatro largos años de investigaciones, declaraciones y reactivaciones de la causa.

«La verdad es que ya no nos esperábamos que lo detuvieran. Ha pasado tanto tiempo...», reflexiona el Cholo, quien confiesa que «casi ni nos acordábamos ya de lo que pasó; no puedes estar siempre dándole vueltas a cosas como ésa».

El Cholo, todo un referente para los otros sin techo, que lo ven como «una autoridad» en el caso por las veces que le ha tocado ir a declarar ante los agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia, confiesa que el arresto «me ha alegrado. Sé que la policía ha trabajado mucho y que nunca ha dejado el caso, pero era muy complicado. Es de Justicia que al final hayan podido detenerlo».

El resto de los sin techo que pueblan la plaza, que han preferido no aparecer en la foto de homenaje a la víctima -el único que accede a posar en el banco del crimen es Emilio-, refrendan las palabras del Cholo. «Era buena persona. No merecía ni mucho menos lo que le pasó. Si hubiera seguido en casa de la chica con la que estaba, mejor le habría ido... Allí al menos comía», dice Mari, otra habitual en la plaza.

«Se había dejado mucho»

El Chispas, que se ganó el sobrenombre porque había sido electricista y regentó una tienda en el centro de Valencia hasta su cierre, «se había dejado mucho. Sólo bebía. Le dabas una botella de vino y se la ponía al lado, junto al banco. Y hasta que no la terminaba, no paraba. Las pocas veces que comía era casi por obligación, porque le llevábamos para que le dieran un bocadillo en algún bar. Cada mañana, un pescadero del Mercado Central le invitaba a un café con leche o un carajillo y alguna cosa más», recuerdan. El resto del tiempo, lo pasaba en la plaza.

La noche del asesinato, «él se acostó en el banco y el Garbanzo en el suelo, a su lado. Se tapó con el saco de Miguel». Ni siquiera fue él quien dio la voz de alarma, «sino una chica que dormía aquí. Y es muy raro, porque tal como quedó el banco, totalmente quemado, es imposible que no se diera cuenta», rememoran.

El Cholo le ha dado muchas vueltas. «La verdad es que el Garbanzo no era un tipo violento y que era amigo íntimo de Miguel. Nunca hemos sabido por qué lo hizo. Al principio pensamos en un familiar del Garbanzo, porque una semana antes de su muerte ya dijo que alguien había intentado quemarlo. Incluso llegamos a pensar en esa persona y creímos que iba a por el Garbanzo y se equivocó de persona, pero la verdad es que sólo podía ser él. Se sospechaba desde el primer día. Dejó de venir y tardó mucho, mucho tiempo en volver por aquí. Hace una semana o así, se pasó por la plaza un momento con su bici y luego se fue. Pero mira, al final lo han detenido», concluye Emilio.

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