El último cabecilla de los Miami, una banda de matones a sueldo dedicada al narcotráfico y que se movía a sus anchas en la noche madrileña, ha caído en una operación contra el tráfico de cocaína instruida por el juzgado número 3 de Dénia. Ese capo es Mario Zanata, de 47 años, al que la policía detuvo el jueves en el chalé de lujo que tenía alquilado en Boadilla. Zanata, según ha podido saber este diario, rompió los móviles que llevaba encima cuando los agentes lo arrestaron. No le dio tiempo a deshacerse de las notas manuscritas que llevaba en sus bolsillos y que detallarían entregas de droga, cantidades y precios. Esas notas contienen, según las fuentes consultadas, «información sensible» que será clave para esclarecer cómo funcionaba esta red que introdujo en pesadas máquinas que llegaban de Ecuador al puerto de Valencia 402 kilos de cocaína sin cortar y de gran pureza. El valor de esa droga supera los 14 millones de euros, cantidad que se duplicaría y triplicaría al cortarla.

Los agentes han arrestado a otras 14 personas y, en las próximas horas, practicarán más detenciones. Todos los arrestados son españoles a excepción de un ecuatoriano que hacía de «notario de la droga», es decir, controlaba que llegara a su destino. La operación la han desarrollado la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Agencia Tributaria. Han colaborado el NCA británico, la Europol y el Empact.

La organización criminal escondía la droga en máquinas de inyección de plástico Cincinnati-Milacrón. Las embarcaba en Guayaquil (Ecuador) con destino al puerto de Valencia. Armó un entramado de empresas pantalla para simular que se importaba esta maquinaria. Una de esas empresas, Otraton, estaba en la calle La Vía de Dénia (de ahí que el juzgado de esta ciudad asumiera la investigación). El juez autorizó ocho registros, entre ellos los de estas oficinas de Dénia desde las que se contactaba con las empresa de Guayaquil Macenar.

Las máquinas, de 26.000 kilos de peso, tras desembarcarse en el puerto de Valencia se llevaban en tráilers a una nave del polígono de Villena y luego a una empresa radicada en el polígono Marconi de Madrid. Desmontar las máquinas era una tarea compleja. La cocaína se escondía en un recóndito compartimento, situado tras un depósito de aceite.

A los 14 detenidos se les imputan delitos contra la salud pública, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Además, se enfrentan a un agravante penado hasta con diez años de prisión, el de simular operaciones de comercio internacional.