El juicio contra la banda de ciudadanos chinos acusada de secuestrar a una familia de compatriotas en Paterna en 2012 comenzó ayer con una sorpresa envenenada para la defensa de los acusados. Cuando varios de los imputados se disponían a reconocer los hechos tras abonar la responsabilidad civil a la espera de un acuerdo de conformidad que ya estaba casi pactado, la Fiscalía se percató de que el escrito de conclusiones provisionales tenía un error en la petición de pena respecto del delito de detención ilegal, por el cual solicitaba seis años de prisión. No obstante, el fiscal quiso dejar claro que se trataba de seis años por cada uno de los cuatro delitos de detención ilegal -número de víctimas retenidas en la casa-, por lo que de repente la cifra de penas totales ascendía de 76 a 166 años de cárcel.
Entre los cinco acusados se encuentra un intérprete de los juzgados que trabajaba para la policía traduciendo conversaciones de imputados y testigos. Para él, al igual que para el otro acusado que no llegó a entrar en la vivienda asaltada, el fiscal solicitaba una pena de nueve años de prisión, pero que con esta modificación queda en 27 largos años a la sombra por cuatro delitos de detención ilegal y uno de pertenencia a grupo criminal. Para los otros tres acusados, quienes accedieron al inmueble, agredieron y amordazaron a sus víctimas, la pena que pide la Fiscalía ascendería a 37 años y medio, ya que también se les considera autores de los delitos de lesiones, tentativa de homicio, robo con violencia y amenazas.
Dado este giro que tomó la vista oral, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia optó por dejar las declaraciones de los acusados para el último día de juicio. Los que sí que prestaron declaración ayer fueron las víctimas de los hechos ocurridos en marzo de 2012. Los testigos reconocieron sin ningún género de dudas a las tres personas que entraron en su domicilio de Paterna. Asimismo, el padre de familia también manifestó que conocía a otro de los dos acusados, el intérprete judicial.
«Les decíamos que no teníamos dinero pero no nos creían», relató el hijo del matrimonio asaltado, a quien acuchillaron en el glúteo. «Me pusieron cinta en la boca y me ataron las manos y los pies con bridas», añadió. Su padre recibió una cuchillada en el tórax y varios golpes cuando los asaltantes le exigían que abriera la caja fuerte. «No me acordaba del número, se lo habría dado. Me puso el cuchillo y me dijo que me iba a cortar el pene», recordó el hombre. A su mujer se la llevaron al almacén de Manises para obtener mayor botín.
