«Tu hijo está en problemas. Le vamos a hacer mucho daño si no pagas, ¿me oyes? Manda el dinero ya». A continuación, suena una grabación en la que un adolescente con la voz quebrada por el llanto y el pavor pide desesperadamente que paguen a sus captores. El montaje es burdo, pero los delincuentes ya han conseguido que varias personas caigan en la trampa y realicen pagos de entre 1.000 y 5.000 euros, a lo que llegue cada víctima.

La oleada de falsos secuestros se desencadenó en enero en toda España, especialmente en Madrid, pero la semana pasada llegó a Valencia. En menos de siete días, la Policía Nacional ya ha contabilizado seis denuncias, todas ellas en la ciudad de Valencia. En uno de los casos, la víctima incluso llegó a efectuar el pago a través de una agencia de envío de dinero de un locutorio próximo a su domicilio. La oportuna intervención de la Policía Local permitió detener a tiempo la transferencia y la mujer recuperó su dinero. Es una excepción.

Esa oleada llevó ayer a la Policía Nacional y a la Guardia Civil a lanzar una alerta general para que nadie caiga en la trampa. La clave, insisten, está en colgar el teléfono de inmediato y no prolongar la conversación, que sólo sirve para sonsacar datos a la vícitma de su ubicación y su familia. «Si el secuestro es real, el captor nunca tiene prisa por cobrar. Quiere negociar. En los secuestros virtuales urgen a la víctima para que pague porque consiguen ponerlo en una situación de nerviosismo tal que no les permita pensar. Si se cuelga el teléfono y el secuestro es real, volverán a llamar. Seguro, de modo que no se corre ningún riesgo por hacerlo».

Normalmente llaman a teléfonos fijos desde un número oculto y el interlocutor suele ser un hombre con un marcado acento suramericano. Hasta ahora, casi todas las llamadas provienen de Chile. Siempre anuncian que han retenido al hijo de la víctima y luego obligan a ésta a escuchar la famosa grabación. «Algunas personas incluso creen reconocer la voz de su familiar, y por eso caen en la trampa y siguen al teléfono», explica un experto policial en este tipo de delitos. «Cuanto más hablemos, más datos damos y eso es campo abonado para el timo».

Hasta hace un año, este tipo de secuestros virtuales sólo se producían en Suramérica, pero desde principios de 2015 comenzaron a darse casos en España. Los delincuentes obtienen bases de datos telefónicas y lanzan una oleada de llamadas. Algunas funcionan y eso les basta. En abril del año pasado, la Guardia Civil y la Policía detuvieron en Chile a una red de este tipo. Todas las llamadas las efectuaba un delincuente desde el interior de una cárcel. «Si tienes dinero, dentro de la prisión no te falta de nada, ni teléfono, ni internet, ni nada», aclara la fuente.