«Aún no se sabe si va a salir de esta, su vida corre mucho peligro y no han podido todavía sacarle las balas», explicaba Lina, la hija mayor de Ramón G. M., el hombre de 57 años tiroteado junto a su hijo de 29 años, quien recibió un disparo en la pierna, el pasado domingo por la noche en el barrio del Xenillet de Torrent. El hijo ya se encuentra en planta y aunque todavía tiene la bala alojada en el fémur su estado ya no reviste gravedad. Su padre corrió peor suerte y todavía permanece ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General de Valencia, sedado y con el hígado perforado y el riñón afectado por los tres impactos de bala que recibió.

«Esos asesinos no merecen volver a pisar la calle», clamaba en busca de justicia Gema, otra de los siete hijos del tiroteado y hermana del otro herido. La mujer insistía en que no encontraran paz si el juez los deja en libertad. «No los queremos ver a ninguno de ellos por allí porque si no las cosas no quedarán así», remarcaba la hermana mayor. «Están matando a toda la gente con su maldita droga, venden hasta a los niños pequeños», sostiene Gema.

Es precisamente este motivo, la venta de sustancias estupefacientes a personas jóvenes de su entorno familiar, el trasfondo por el que ambos clanes comenzaron su enemistad. La misma se remonta a años atrás cuando uno de los siete hermanos de esta familia se enganchó a la droga que presuntamente el otro clan, de los ahora detenidos, le vendía. «Les hemos dicho un montón de veces que no queremos que le vendan a mi hermano, pero nada. Encima como no les puede pagar le fían y luego le reclaman las perras», explica Lina.

La familia de los agredidos sostienen que esta práctica es muy utilizada por los hermanos arrestados por el tiroteo. «El gordo es el peor de todos, tiene enganchada a toda la juventud y tiene a los toxicómanos vendiendo para él, y si no venden les pega», asegura Lina, quien no se explica cómo no están en prisión «si la policía ya los han detenido varias veces y todo el mundo sabe que venden». «Tienen mucha suerte de estar en la calle, o a lo mejor no es suerte», apunta molesta.

Aunque varios de los familiares de los tres arrestados por el tiroteo se han marchado del barrio, la cercanía entre las viviendas de ambas familias ha provocado varios enganchones entre mujeres miembros de los distintos clanes. Asimismo, el vehículo de uno de los arrestados fue encontrado ayer con los neumáticos rajados. Así, para evitar males mayores y que la sangre corra al río la Policía Nacional y la Policía Local de Torrent tuvo que mandar ayer al mediodía varias patrullas al barrio del Xenillet tras un conato de reyerta. Finalmente no hubo que lamentar nuevos heridos ni se produjo detención alguna.

El dispositivo de seguridad desplegado desde la misma noche de los hechos se va a mantener durante unos días hasta que todo se tranquilice. En esta ocasión las rencillas entre ambas familias salieron de nuevo a flote por un asunto tan banal como una flatulencia, como ya adelantó ayer Levante-EMV. El resultado, cuatro heridos, dos de ellos de bala, y tres personas arrestadas.