El informe provisional de la autopsia practicada el martes por la mañana a la anciana hallada muerta en una residencia de la Tercera Edad de Xirivella, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, ratifica la sospecha inicial del forense y confirma que la mujer murió por asfixia, debido a la compresión que el cinturón de sujeción de su cama ejerció sobre su tórax al caer por un lateral debido a algún posible fallo que la policía está investigando.

La mujer, que llevaba ingresada algo más de medio año en ese geriátrico, estaba sujeta, como la mayor parte de los grandes dependientes de la segunda planta de esa residencia, «porque estaba autorizado y firmado por los profesionales médicos y la familia, siguiendo el protocolo que se establece siempre en estos casos. Es una medida de protección del propio residente», explicó ayer a este diario el director del centro, Javier Blanco.

El responsable del geriátrico defendió que «estoy convencido de que ha sido un desgraciado accidente, porque todos nuestros profesionales están muy cualificados y la seguridad es los primero para nosotros».

Según Blanco, la noche del fallecimiento de Encarnación, «como cada noche», hubo tres rondas para controlar a los ancianos. En la primera, sobre las 21.30 horas, un auxiliar acostó a los internos; media hora después, una segunda auxiliar recorrió las habitaciones y facilitó la medicación y a las 23.00, se produjo la última revisión, que fue cuando otra auxiliar distinta descubrió lo sucedido. Blanco también explicó que «tanto el cinturón de sujeción como la barandilla, que el auxiliar dejó perfectamente puesta y asegurada, así como el resto de los elementos de las habitaciones, están perfectamente homologados».