La Policía desmanteló un laboratorio en Altea que fabricaba las conocidas como «legal highs» o drogas legales, es decir, pastillas hechas de derivados del cannabis a las que añadían sustancias estupefacientes legales que iban modificando a medida que se iban ilegalizando. En la operación, la Policía Nacional detuvo a cinco personas de Lituania, Letonia y Ucrania y se intervino de más de 14.000 dosis de estas drogas preparadas para distribuirse en España y Reino Unido y venderse como producto natural de comercialización legal. En el laboratorio elaboraban sustancias no clasificadas como ilegales pero que adulteraban con otras sintéticas que tenían los mismos efectos que drogas ilegales e incluso eran más nocivas para la salud.