Una muerte natural. Ésa es la conclusión más posible con los resultados iniciales de la autopsia practicada ayer al cadáver de Concepción M. N., la mujer de 55 años cuyo cadáver fue encontrado el martes en una escalera de emergencias de los cines ABC Park de Valencia, después de llevar muerta en ese lugar una semana sin que nadie se percatara de ello, tal como adelantó ayer Levante-EMV.

Los forenses confirmaron ayer durante la autopsia que Concha, como era conocida, tenía un fuerte golpe en el hueso occipital, en la parte posterior del cráneo, aunque, según creen los médicos en el informe preliminar, esa lesión no justificaría por sí misma la muerte, de modo que lo más probable es que el fallecimiento obedeciera a un fallo multiorgánico.

Sin embargo, el hecho de que estuviera tomando medicación y de que llevara una semana fallecida en un recinto sin ventilación y con temperaturas elevadas ha acelerado el proceso de putrefacción, lo que complica los estudios necrológicos. De hecho, el mal estado de los órganos retrasará un dictamen determinante. Aún así, las fuentes consultadas fueron claras: todas las circunstancias del caso, tanto las que rodeaban el cadáver en el interior del cine como las observadas en la autopsia descartan por completo la intervención de otra persona en la muerte de Concha.

Es más, el hecho de que la única lesión violenta que se observa en el cuerpo -el golpe en el cráneo- no sea letal, confirmaría que la mujer cayó desplomada de espaldas y se golpeó contra los escalones después de haber sufrido una indisposición. Faltaría por determinar el origen de ésta, si cardiaca, vascular o cerebral.

Al parecer, Concha se fue de su casa el martes de la semana pasada, sobre las 19.30 horas, tras discutir con su marido. La mujer fue sola a los cines de la calle Roger de Lauria, en el centro de Valencia, y compró una entrada para ver la película de Christian Vincent «El juez», en la sesión de las 22.40 horas, en la sala C. Nadie sabe en qué momento se equivocó de puerta y entró en la salida de emergencias, que hacía un año que no se abría, ya que la falta de cámaras de seguridad en todo el recinto impiden saber si vio la citada cinta francesa, si salió a mitad de proyección porque empezó a sentirse mal o si ni siquiera llegó a sentarse en su butaca.