Pedófilos y pederastas han encontrado, o creído encontrar, su paraíso anónimo en TOR gracias al anonimato que aporta su navegación encriptada. El comandante jefe del Grupo de Telemáticos de la UCO admite que «muchos pedófilos han migrado desde la Internet visible a la profunda precisamente por ese plus de anonimato». Pero, por fortuna, tampoco ahí están seguros como demuestran algunas de las últimas operaciones llevadas a cabo por esta unidad especializada en la detección de delitos en la red.

El pasado 23 de marzo salía a la luz el último varapalo que este grupo ha dado a los consumidores de pornografía infantil: ocho pedófilos fueron detenidos en toda España, uno de ellos en Valencia, por compartir imágenes de sexo con menores «de especial crudeza». Es la cara más fea de la «deep web», la de los depredadores sexuales de la peor calaña. Con las nuevas herramientas legales, tampoco habrá paz para ellos en ese otro lado de la red.