Su 1,85 metros de estatura le han servido para ser absuelto al único acusado del crimen del joven asesinado de un navajazo por la espalda en la playa de la Malva-rosa durante la noche de San Juan del pasado año. El Juzgado de Menores número uno de Valencia considera que «los datos biométricos del agresor exculpan palmariamente al acusado», ya que todos los testigos protegidos coincidieron en que el homicida era más bajo que su víctima -1,82 metros de altura-. Además, incide en que no existe elemento alguno que incrimine al arrestado -que tenía 17 años en el momento de los hechos-, ni ADN del fallecido ni el arma homicida.

No obstante, uno de los testigos protegidos identificó sin género de dudas al acusado como el autor del navajazo que acabó con la vida de Corneliu Adrián Mereuta, de 24 años y nacionalidad rumana, aportando a la policía características físicas tan concretas como los tatuajes que llevaba en el brazo su agresor.

La sentencia sin embargo pone en duda la credibilidad de dicho testigo clave en el proceso al considerar que se equivocó en la altura del agresor en siete centímetros -dijo que medía 1,78 metros- y en señalar el brazo en el que llevaba dichos tatuajes. Este mismo testigo que el juez trata ahora de desacreditar recibió amenazas de muerte para que no se personara en el juicio, hechos por los que se abrieron diligencias por un delito contra la Administración de la Justicia.

La Fiscalía de Menores, que va a recurrir la sentencia, solicitaba para el acusado ocho años de internamiento en régimen cerrado y cinco años de libertad vigilada por un delito de asesinato, al apreciar la circunstancia de alevosía.

Un navajazo por la espalda

Los hechos ocurrieron a las 2.45 horas de la madrugada del 24 de junio de 2015 cuando Corneliu se encontraba junto con dos amigos en la orilla de la playa de la Malva-rosa de Valencia celebrando la noche de San Juan. Un grupo de siete u ocho jóvenes se les acercó y les pidió fuego para un cigarrillo. Así, uno de ellos sacó una navaja de grandes dimensiones y comenzó a increpar a los amigos de la víctima hasta propinarle un puñetazo en la cara.

Cuando Corneliu le recriminó su acción y salió en defensa de su amigo, la tomaron con él. El joven trató de escapar corriendo hacia el paseo marítimo, pero tres de ellos lo alcanzaron y le propinaron numerosos golpes, hasta que, sin que tuviera posibilidad alguna de defensa y cuando intentaba reptar por la arena, uno de ellos le asestó una puñalada mortal en la región dorsal izquierda.

Pese al trabajo de los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Nacional y la identificación del testigo de cargo, quienes determinaron que el autor del navajazo era el acusado, el juez absuelve al mismo al considerar que no ha quedado probado la participación del menor en el crimen.