El juez de Instrucción número 2 de Sueca, en funciones de guardia, ordenó ayer prisión provisional, comunicada y sin fianza, para Sergio G. B., el hombre de 43 años detenido el pasado lunes por supuestamente intentar matar a martillazos a la pareja de su exmujer en Cullera, tal como ha venido informando Levante-EMV a lo largo de esta semana. El magistrado tomó la decisión tras estudiar el atestado de la Guardia Civil y la solicitud del fiscal, y sin conocer la versión del presunto agresor, quien se negó a declarar tanto en el cuartel como en el juzgado.

Quien sí ha decidido prestar declaración, y en ambos lugares, es el otro detenido, Eduardo S. R., un amigo de Ernesto acusado de encubrimiento por llevarse con él la maza empleada por el presunto autor de la agresión y que, al cierre de esta edición, continuaba sin ser recuperada por los investigadores.

El presunto encubridor, para quien el juez ni siquiera ha fijado comparecencias periódicas en el juzgado, mantiene que quitó el martillo de la mano a Sergio para evitar que siguiera golpeando a Ernesto. En ese sentido, relató al juez que su llegada al lugar «fue casual» y que intervino cuando Sergio se bajó de la furgoneta „después de la primera agresión y de intentar atropellar a su víctima„ y cogió la maza para supuestamente volver a asestarle golpes a Ernesto, que continúa grave en el Hospital de La Ribera, reponiéndose de sus lesiones.

Se subió a la acera

Según la investigación de la Guardia Civil, a partir de la escena de la agresión y de las declaraciones de los testigos, el acusado de intento de homicidio llegó a subirse con su furgoneta a la acera para atropellar a Ernesto, cuando éste, que estaba en el suelo, estaba siendo auxiliado por dos trabajadores.

Sin embargo, no llegó a alcanzarles „sólo a uno y de manera leve„ porque una farola y una papelera les permitieron retirarse a tiempo de la trayectoria del vehículo, que llegó hasta ellos tras recorrer toda la calle en sentido contrario al de la circulación. De hecho, esa fue también la razón por la que el furgón tuvo que maniobrar para subirse a la acera, lo que le dio tiempo a los trabajadores a arrastrar a Ernesto y a apartarse ellos también.