Dos acusados del asesinato de un empresario danés en Altea en agosto de 2009, al que prendieron fuego tras darle por fallecido, negaron ayer cualquier implicación en los hechos y apuntaron a la esposa del fallecido y a la mafia rusa. El juicio comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Alicante, donde la Fiscalía reclama más de 16 años de cárcel por los delitos de homicidio y robo con violencia; mientras que la mujer de la víctima, que está personada como acusación particular, considera el crimen como asesinato. Las acusaciones sostienen que ambos se llevaron un botín cercano a los 100.000 euros.

Uno de los procesados se acogió a su derecho a no declarar y sólo dijo a preguntas de su abogado que no había matado a nadie y que no tenía nada que ver con el homicidio. La noche anterior estuvo en una barbacoa en casa de la víctima para ver los fuegos artificiales del Castell de l'Olla y, según la acusación, habría vuelto al día siguiente con la excusa de que se olvidó algo, momento en que se perpetró el crimen.

El otro procesado señaló que la víctima les dijo que se sentía amenazado por la mafia rusa y que iba a marcharse y a dejar a su mujer porque le había robado. Según su versión, por ello el empresario habría preparado con los acusados un contrato de alquiler con opción a compra de la casa de éste de modo que ella no pudiera entrar cuando se separaran. El procesado dijo que el lunes el empresario no se presentó a una cita y fueron a la casa y allí se dieron cuenta de que había desaparecido, aunque no presentaron denuncia alguna.