Encarna Espinar Valenzuela, la mujer de 59 años que el martes fue arrastrada por el autobús de la EMT de la línea 71 en el barrio de La Luz, explicó ayer en exclusiva a Levante-EMV la angustia sufrida tras ser arrastrada unos metros después de que el bolso se le quedar enganchado en la puerta al cerrarla el conductor cuando ella aún no había subido.

«Yo estaba, como siempre, esperando en el banco de la parada de Alquería Nova. Habría un par de personas más», cuenta Encarna. «Pensaba que el autobús se esperaría unos minutos, como siempre, porque es la última parada de la línea», explica Encarna. En el momento en que la mujer accedía al vehículo, preguntó al conductor «si se marchaba», a lo que éste le respondió de forma tajante: «Sí, ya».

Tras esto, el condutor cerró la puerta antes de que Encarna entrase del todo y el bolso -que la víctima llevaba en el hombro izquierdo- quedó enganchado. La mujer golpeó con la mano la puerta para avisar al chófer, pero éste arrancó y la arrastró unos metros. «Me rompí el dedo de la mano derecha cuando intenté llamarlo», relata. Las personas que se encontraban dentro del vehículo fueron las que avisaron a gritos al conductor de lo que estaba ocurriendo.

Cuando el hombre frenó, bajó rápidamente a pedirle perdón a Encarna e incluso llegó a abrazarla. «Me dijo que iba mal de tiempo, pero eso no es excusa para hacer lo que hizo», alega la víctima. «Los vecinos que estaban en el vehiculo, que me conocen, estaban bastante enfadados con la actuación del conductor», dice Encarna. Una ambulancia del SAMU trasladó a la herida al Hospital General de Valencia donde permaneció hasta pasadas las nueve de la noche del martes.

La mujer sufrió heridas en las rodillas y en el pecho. Su móvil se rompió y el paquete de tabaco que llevaba en el bolso se dobló. «Pasé mucho miedo, pensaba que el conductor no pararía» confiesa Encarna a Levante-EMV.

La mujer, también fue víctima hace tres años de otro accidente en el que tuvo que ser sometida a una reconstrucción parcial de la cara, padece cuatro hernias discales y carece de tabique nasal. «He tenido mucha suerte de que no me pasara nada en la cabeza», explica.