Desde puros hasta cajas de vino, pasando por botellas de champú, juguetes de bazar o incluso farolas y sillas de playa. Los objetos recuperados por el Cuerpo Nacional de Policía a una banda desarticulada en Valencia y especializada en el asalto a viviendas, naves industriales y explotaciones agrarias son de lo más variopinto y abundantes. Tanto que la Policía incluso ha tenido que alquilar una nave industrial en Quart de Poblet para exhibir los enseres recuperados y que los propietarios puedan reconocerlos y recuperarlos.

La nave con los objetos se encuentra ubicada en la calle de La Pinadeta y permanecerá abierta durante un mes, aunque los agentes no descartan mantenerla activa más tiempo si es necesario, tal como han señalado fuentes policiales.

La operación policial se ha saldado con la detención de 16 personas (15 de nacionalidad rumana y una procedente de Rusia), la identificación de otras 20 y la intervención de miles de efectos robados que la banda almacenaba en lugares estratégicos ubicados en zonas rústicas pero con acceso próximo a la autovía A-7. Los enseres eran enviados a Rumanía para su posterior venta.

La ubicación de los almacenes con el material no era baladí, puesto que permitía a la red hacer desplazamientos por vía rápida hacia las provincias de Valencia, Castelló, Cuenca, Albacete y Alicante, facilitándoles igualmente el regreso con la mercancía robada.

Hasta el momento se han esclarecido 18 cometidos en las provincias de Valencia, Cuenca y Albacete, y se sabe que, en menos de un año, la banda logró hacerse con nueve toneladas de cobre y latón con las que obtuvo un beneficio económico de casi 14.000 euros.

Además se ha recuperado una gran cantidad de efectos sustraídos en los registros practicados en dos chalés ubicados en Riba-roja de Túria, como electrodomésticos, maquinaria industrial y agrícola, herramientas, animales de granja y de compañía, transformadores de instalaciones de riego y armas.

Parte del botín hallado ya ha sido entregado a sus propietarios y el resto ha sido trasladado a un almacén de 200 m2 para su clasificación, exposición, reconocimiento y entrega.

El inicio del caso

Las investigaciones se iniciaron a raíz de las numerosas y reiteradas ventas de metales y cableado de cobre llevadas a cabo en dos centros de reciclado valencianos.

Los investigadores comprobaron que se había vendido, en un periodo de siete meses, un total de 8.929 kilos de estos dos metales por un mismo grupo de personas, por los que habían obtenido un beneficio económico de 13.668 euros.

La organización estaba altamente especializada en la ejecución de los robos, contaba con una infraestructura ubicada en centros neurálgicos de lugares recónditos y apartados donde almacenaba el material sustraído; y disponía una importante flota de turismos, furgonetas y camiones, la mayoría sustraídos, para llevar a cabo las sustracciones y el traslado de la mercancía, entre Valencia y Rumanía.

Al mando de la trama se encontraban dos personas que tenían el máximo poder de decisión y dirección, y que enviaban a sus subordinados a localizar objetivos personalmente y con la suficiente antelación para la posterior actuación de los que tenían que ejecutar el robo.

En los viajes para la localización de objetivos, los hombres iban acompañados de sus mujeres y niños para dar apariencia de viajes familiares y no levantar sospechas.

La mayoría de los golpes se producía en horas nocturnas sobre varios objetivos. Actuaban en grupos de entre seis y ocho personas que se repartían en labores de coordinación, vigilancia, robo de material y desmontaje del cableado o instalaciones de cobre, según fuera el caso. Diariamente, desvalijaban una media de entre cuatro y cinco viviendas, naves o explotaciones agrarias.

La organización actuaba principalmente en las provincias de Valencia, Alicante, Murcia, Cuenca y Albacete utilizando en cada robo al menos tres vehículos para movilizar a los miembros de la organización.

Los detenidos, alguno de ellos con antecedentes policiales, han pasado a disposición judicial y cuatro de ellos han ingresado en prisión. Uno de los arrestados tenía vigente una orden de extradición pasiva por parte de Francia por robo con fuerza.

La investigación sigue abierta ya que los investigadores han logrado identificar a otras veinte personas presuntamente implicadas en los hechos delictivos.