Una mujer de 46 años con problemas de autoestima derivados de un trastorno de la conducta alimentaria fue víctima en junio de 2013 de una agresión sexual cometida presuntamente por un sexagenario, con quien había mantenido una relación sentimental tiempo atrás. El acusado, juzgado ahora en la Audiencia Provincial de Valencia, se aprovechó de la condición de su víctima, con un grado de minusvalía del 69 por ciento diagnosticado, para llevarla a su domicilio y una vez allí forzarla a mantener relaciones sexuales.

«Estoy desesperado, me duelen los huevos, solamente es un momento, voy a ser rápido», le decía su presunto agresor pese a la negativa de la mujer, quien además estaba con la menstruación. El Ministerio Fiscal solicita para el acusado de un delito de agresión sexual, con la agravante de parentesco, diez años de prisión y que indemnice a su víctima con 50.000 euros por los daños psíquicos causados.

De hecho, como consecuencia de la agresión la víctima recayó en un trastorno premórbido con ideas suicidas y conductas purgativas. Las psiquiatras del centro de salud mental donde recibe tratamiento aseguraron durante el juicio que se trata de una persona «muy sumisa y fácilmente manipulable, debido a la necesidad de aceptación social y a la permanente búsqueda de afecto de los demás».

Al parecer, fue esta dependencia emocional la que hizo que siguiera viéndose con su expareja, con el que mantuvo una relación durante seis años, y que el día de los hechos acudiera voluntariamente a su domicilio a dormir la siesta tras irse de compras juntos. Así, el 25 de junio de 2013, estando ambos en el dormitorio, el acusado se desnudó y le pidió a su ex que hiciera lo mismo. A lo cual ésta se negó. Cuando la mujer trató de escapar de allí, su agresor la retuvo por la fuerza y la violó, según la versión de la agredida.

El acusado negó los hechos durante el juicio y alegó que las relaciones fueron consentidas. Asimismo, el forense que examinó a la mujer afirmó en el juicio que ésta no presentaba lesiones en la zona genital.