«Esperemos que con este último susto se le quiten ya las ganas de ponerse delante de un toro. Tiene siete vidas y ya ha gastado cuatro», confesaban los hijos de Juan Ortiz, el hombre de 62 años corneado en las fiestas de «bous al carrer» de Albalat dels Sorells el sábado por la tarde. El sexagenario ha sobrevivido milagrosamente a la cogida después de perder tres litros de sangre tras recibir dos graves cornadas, una en la pierna derecha y la otra en el pecho, con orificios de entrada y de salida. Pese a ello todavía no está fuera de peligro, aunque su familia confía en su pronta recuperación. «Es muy duro, es una piedra», destaca su hijo Miguel Ángel recordando otras dos cogidas anteriores.

La primera de ellas fue a principios de los años 80, en los «bous al carrer» del Barrio del Cristo, cuando sus hijas eran apenas unas niñas. «Siempre le han apasionado los toros pero para él ya se han acabado. A partir de ahora tendremos que atarlo en corto», apuntaba Rosa. De hecho, el 13 de julio de 2014 este vecino de Tavernes Blanques también tenía que ser hospitalizado tras sufrir una cornada en la pierna, golpes y quemaduras en el toro embolado de Almàssera.

Justo dos años y un mes después sufría su tercera cogida, y hasta la fecha la más grave, en los «bous al carrer» de Albalat dels Sorells. El reloj marcaba las 19.20 horas cuando un toro cerril que acababa de salir lo embistió cuando el sexagenario trataba de refugiarse en el cadafal. «Intentaron meterse tres personas por un mismo hueco y él se quedó fuera», explicaba su hijo.

El toro lo enganchó por la pierna derecha causándole una grave cornada, por la que perdió la mayor parte de la sangre. Además, le asestó otra grave cornada que entró por la axila y le salió por el pecho. Rápidamente varios de los peñistas distrajeron al toro mientras ponían a salvo al hombre en el mismo cadafal al que instantes antes había tratado de entrar sin éxito.

«Las peñas tendrían que tener un mayor control sobre las personas que estan en el cadafal. No caben todos», argumentaba Mari Cruz, refiriéndose a aquellos que se quedan en las protecciones mirando sin dejar hueco a los que corren delante del toro o tratan de refugiarse tras la barrera.

«Ha vuelto a nacer»

«Lo importante es que está vivo, el médico nos ha dicho que tenemos que dar las gracias porque ha vuelto a nacer», remarcaba la hija del herido después de que le quitaran la sedación a su padre, quien permanece ingresado en la unidad de Reanimación del Hospital Clínico de Valencia. «Ahora esperan que tenga la misma suerte que tuvo en la cogida. Es un milagro que la cornada del pecho no le tocara el corazón, ni el pulmón ni ningún vaso sanguíneo vital», explicaba Rosa.

«Los médicos no se explican cómo estando prácticamente desangrado „perdió tres litros de sangre„ llegó al hospital consciente», remarcaba su hijo. No obstante, tras ser intervenido de urgencia el hombre pasó la noche en coma inducido hasta que a la mañana siguiente, viendo su evolución, se le quitó al sedación. «Hemos podido hablar con él unos segundos. Dice que le duele mucho pero no recuerda qué pasó».

Además de a estas tres cogidas, Juan Ortiz sobrevivió también a un accidente de tractor cuando trabajaba en el campo. «Volcó y se le cayó encima», recuerda su hija. Tras ser rescatado fue hospitalizado con siete costillas rotas. No es de extrañar que sus hijos digan de él que tiene más vida que un gato.