«El negocio de la harina», ese era su medio de vida, según reconocieron ante las cámaras de televisión en el programa «Callejeros Poligoneros» (emitido en septiembre de 2011) un grupo de jóvenes vecinos de Aldaia. Sus alardes delictivos propiciaron que la Policía Nacional interviniera los teléfonos de varios de ellos y meses después, tras hallar pequeñas cantidades de sustancias estupefacientes en los registros domiciliarios realizados por los agentes, catorce acabaron detenidos por un delito contra la salud pública.

Ahora doce de ellos deben responder ante los tribunales por estos hechos, por los que se enfrentan a penas que van desde un año de cárcel a seis años de prisión para algunos de ellos, según la petición del Ministerio Fiscal. Al menos cuatro de los acusados aceptaron ayer una pena de un año de prisión, mientras que el resto, a excepción de uno que fue exculpado, negaron los hechos y alegaron que la droga intervenida era para consumo propio. El juicio, celebrado en el Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia quedó visto para sentencia.

Los letrados de la defensa Andrés Zapata y Miguel Ferrer solicitaron una nulidad de las intervenciones telefónicas que dieron pie a la detención de sus clientes así como de los posteriores registros domiciliarios derivados de éstas al entender que no estaban bien motivadas. De hecho, los abogados indicaron que precisamente al hombre que realmente hacía alarde de vender droga ante las cámaras de televisión no se le pinchó el teléfono en ningún momento.

La Policía Nacional realizó hasta ocho registros en distintas viviendas de Aldaia en diciembre de 2011. En los mismos los agentes se incautaron de dosis de cocaína, pastillas, hachís y marihuana, pero en cantidades que repartidas entre todos los arrestados serían asumibles como destinadas a «consumo propio», según argumentan las defensas. La Fiscalía no comparte esta visión, dado que también se intervinieron básculas de precisión, más de 60.000 euros en dinero fraccionado y libretas con anotaciones de clientes.

A dos de los acusados además de un delito de tráfico de drogas se les solicita también tres años de prisión por tenencia de armas prohibidas ya que les intervinieron unos nunchacos y una defensa policial. Éstos alegaron que eran juguetes de los chiquillos.