Ocho años después de que un joven motorista perdiera la vida en un accidente de tráfico durante el dispositivo especial del campeonato de motociclismo de Cheste, en la carretera CV-50 a la altura de Llíria, el conductor que provocó el siniestro se sentó ayer en el banquillo de los acusados para responder por su acción. El Ministerio Fiscal solicita para él cuatro años de prisión por un delito contra la seguridad vial por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas en concurso ideal con el de homicidio por imprudencia grave y lesiones, ya que también resultó gravemente herido el otro pasajero de la moto.

Asimismo también se encuentra acusada por simulación de delito otra de las tres ocupantes del vehículo que arrolló al ciclomotor en la madrugada del 25 de octubre de 2008 durante un adelantamiento en una curva. La joven, que ahora tiene 25 años, se colocó en el volante tras el siniestro y aseguró a los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que era ella la que conducía para evitar así que le hicieran la prueba de alcoholemia a su compañero, quien mostraba evidentes signos de encontrarse ebrio, según ratificó ayer durante el juicio celebrado en Paterna el agente que llegó en un primer momento al lugar de los hechos.

No sería hasta días después cuando la joven le confesó a su madre que no era ella quien conducía y ésta la acompañó hasta el cuartel de la Guardia Civil para reconocer que conducía su compañero, quien ya tenía una condena previa por circular ebrio.